lunes, 9 de enero de 2012

Impresiones personales sobre los afectos. Primera parte.

Hola, que tal un saludo cordial a todos, bueno en este blog algunas veces trato de compartir artículos que creo interesantes sobre la salud mental, en especial temas relacionados con el estudio la Psicología. Que lo hago desde mi humilde posición de autodidacta, estudiante y apasionado de esta ciencia. Esta vez quizás o sin quizás, voy a tomar un camino diferente,  para abordar el tema desde otra tópica,  como aquella presentación que traté de hacer lo mas amena posible en “La vida después de los treinta” , que si gustan la pueden consultar en el archivo del blog.
Para amenizar un poco la perorata, elegí dos temas de Ignacio Copani (músico argentino) referente a los Afectos.


Quiero aclarar también que al ser una historia real y estar involucradas otras personas, he cambiado los nombres para preservar el anonimato y la intimidad de algunos amigos que están en este relato.

Pues bien, hay cosas que no sabes de mí, que aun no te he contado, por ejemplo que creo que el amor existe, a pesar de que me enamoré un par de veces y ninguna duró. Pero ¿qué importancia tiene eso si estás solo? ¿Qué son nuestros recuerdos?, ¿Qué es nuestra historia?
Trato de ser una persona cordial aunque tengo muchos problemas para demostrarlo. De un tiempo a esta parte llevo una existencia solitaria y pensaba que vivir así estaba bien. Pero tanbien me dí cuenta que es bueno compartir la intimidad, uno conoce otra persona y también se conoce más así mismo.
De vez en cuando me pregunto si es demasiado tarde para sentir las mismas cosas que parecen sentir los demás seres.
A lo mejor piensas que sólo necesito enamorarme y que posiblemente nunca haya encontrado a la persona adecuada, o que quizás nunca supe lo que quería hacer exactamente con la vida mientras el tiempo transcurría. Lo que sea que pienses, estas en libertad de hacerlo obviamente. Entonces después de este breve preambulo aquí comienza el relato, espero que tengan la paciencia de leerlo y que les deje algo para comentar:


La Otra tarde, estaba solo ante el fregadero de la cocina, la ropa dando vueltas en el lavarropa, escuchaba un poco de fútbol en  la radio mientras intentaba reparar el  desagüe de la pileta, pensaba algunas cosas y de pronto me asaltan recuerdos de mi infancia, que no me parece tan lejana y me detengo a repasar un poco lo que ha sido, la veo como una nebulosa entre recuerdos reales y otros imaginarios, aparece algo de angustia y obsesiones que inquietaban entonces mi felicidad. Ya existían en mi corazón infantil los sentimientos que a veces me paralizan: la duda acerca de mi vida, un continuo titubear entre la autoestima y el decaimiento,  y luego de adolescente, entre un quijotismo bizarro y una tímida sensualidad que trataba de asomar. Entonces  algunas veces consideré estos rasgos de mi carácter,  como síntomas, o tal vez como un padecimiento, otras como signos de distinción; por momentos creía que por aquel sinuoso camino Dios quería llevarme a un grado más elevado de aislamiento y profundidad, como un asceta, y otras veces, en cambio, me parecían simplemente manifestaciones internas de un ser huraño y de poco carácter, o de una inminente  depresion.

Hace un tiempo conversando con una amiga que se había divorciado me decía: -A veces imagino que me estoy ahogando y busco en mi interior algún recuerdo que pueda llevarme… algo de todo este tiempo compartido.
Me movía por la casa escuchando, trataba de entender lo que me decía-era una conversación telefónica porque el chat no le iba.
-  Y sin embargo, luego de cuatro años de convivencia, no puedo encontrar al menos uno. ¿Alguna vez se  te ocurrió algo así, Santi?
-No sé Paula, no estuve casado-le respondo tímidamente.-Pero tengo una teoría, que en realidad es del viejo Freud, “La única felicidad posible es la satisfacción de un deseo infantil”, creo además, que lo que no recibiste de pequeño es muy difícil brindarlo de grande.- Ella seguía con el rollo de la intimidad.
-¿Qué cosas rescataríamos del otro? Se lo pregunté a Nico (su ex pareja) y el tampoco lo sabe. Mira si tu novia te pregunta algo así que le dirías.
Nicolás fue su pareja, antes había sido novio de Nuri (otra amiga) pero no lo conocí muy bien, fue en ese entonces cuando nuestra barra de amigos empezó a separarse y nuestras vidas a diferenciarse cada vez más. Ese pasaje de la adolescencia a la vida adulta resultó como una especie de Big- Bang, por un lado amplió nuestro universo y por otro nos separó en órbitas y Galaxias distantes.
- En este momento no tengo novia, le respondí un poco cortado, ella siguió hablando haciendo una especie de catarsis conmigo. El café se enfrió. Volví a calentarlo. Activé el control de manos libre, me preparé unas tostadas, les agregué mermelada de frutilla, de tomate a otras y me preparé dos o tres con manteca...
A través del parlante escuchaba su voz.
-¿Pero, llegamos a conocer alguna vez a la persona que decimos amar? Sabes, me lo he preguntado varias veces... Santi…Santi... ¿Estás ahí?..
-Si, sí  te estoy escuchando.
-Muy bien decime que te parece,  la opinión de un  soltero también cuenta.-dijo entre risas.
Bueno llegó mi turno, empecé titubeando sin saber que decir exactamente.
- Pues bien, me parece que cuando somos más jóvenes, estamos a la espera del fin del mundo. Luego pasa el tiempo nos hacemos mayores, el mundo sigue girando y nos vemos obligados a postergar la idea del Apocalipsis now, además nuestras relaciones con el tiempo van cambiando, porque nosotros también vamos cambiando- estuve pensando que muchos de los grandes filósofos y pensadores que conocemos, tendrían que agiornarse si volvieran al momento que vivimos, si bien hay algunas verdades que se mantienen a través de los años, cada época tiene su problemática particular.


Otro día, desperté a las doce de la mañana, café instantáneo, vi una película, un poco de fútbol, un programa de chimentos y luego apagué la televisión.
Di vueltas por la casa de un lado a otro, salí al patio, abrí el portón dí una vuelta a la manzana y volví a entrar. La cabeza me hervía. Recientemente estuve pensando muchas cosas, y tras horas de desvarío, finalmente me doy cuenta que no soporto estar solo mucho tiempo más. Me vuelvo a dormir, despierto con el cuerpo encorvado sobre una mesita baja que tengo cuarto, es domingo por la noche,  estoy aturdido tras un sueño profundo. Traté de olvidarme en lo que había estado pensando y de escuchar la radio. Una voz fría y distante transmitía el estado del tiempo para las próximas veinticuatro horas. Me puse a pensar en qué habría estado yo creyendo hasta entonces para alcanzar la situación emocional presente. En esto tenía la mente. Había empezado a cuestionarme el  hecho de no sentir, ¿Sería un principio de no ser, o sería otra cosa? Noté que a través de los años sencillamente, cada vez sentía menos cosas, el ímpetu de las nuevas experiencias ya no era el de antes.
 Hace un tiempo descubrí que para evitar la soledad, y sentirme acompañado, tenía que pagar un precio quizás excesivamente alto, dejar algunas cosas por el camino que luego extrañaba,  después de un lapso empiezo a sentirme incomodo, descubro que me deprimo igual, así que el saldo no es positivo. Cuando alguna  relación de pareja que tuve, de esas esporádicas, termina y vuelvo a estar solo, busco conectarme  conmigo mismo, entonces  siento que hasta me beneficio en  correr el riesgo de no sentir nada en absoluto, es como vivir anestesiado, tal vez  aproximarme a la nada existencial no sea tan malo después de todo.
Una llamada telefónica. Corro para atender, y en efecto, es Paula.
-Ella se ríe cuando le cuento lo que estuve pensando.
Digo que me doy cuenta que la vida se ha vuelto un poco aburrida de repente, y que ninguno de los dos pesaba que fuera a pasar esto. Ni ella al casarse ni yo al quedarme soltero.
-Exacto Santi, jamás pensé que podría  resultar una compañía inútil ¿pero acaso el mundo no nos lleva a eso?
-¿A que mundo te referís?
-Ya sabes al mundo de los “adultos”, la madurez, la paternidad, todo lo que te dicen de como deben ser las cosas, pero luego cada mes te la ves brava para pagar las cuentas.
Sus palabras me alivian un poco en cierta forma, por un rato dejo de estar preocupado por el hecho de haber perdido la capacidad de sentir la vida como la sentía antes.
- Creo que una de las cosas mas feas que se puede hacer con otra persona es pretender que te interesas por ella más de lo que es real. A veces pienso que vivimos en un tiempo de falta total de conexión emocional, tratamos a alguien más como un objeto que como una persona, los psicólogos utilizan el término “agentico” (Inteligencia Emocional) para este enfoque frío hacia los otros.
-¿Qué significa eso Paula?
-Soy agentico cuando no me importan en absoluto tus sentimientos sino solo lo que yo quiero de ti.
No estoy seguro si se refiere a mí o a la relación con su ex marido. Se lo pregunto y dice que no sabe exactamente por que dijo eso.
-Lo cierto es que ya no estoy enamorada. Cosas que pasan. Lo siento Santi no se si te estoy lastimando con mis comentarios espero que no.
-No te preocupes.-Dije un poco seco y luego de una pausa le increpé-¿Te olvidaste de llamar ayer?
-Ah lo siento, no fue mi intención dejarte esperando, es que estar aquí sola provoca que todos mis antiguos miedos vuelvan otra vez.
-¿Cuáles?
-Los miedos que creí haber enterrado para siempre cuando me casé, el miedo a la soledad, a los desencuentros, a no poder amar de verdad, miedo a conocer otra persona que me enamore, intime mucho conmigo y luego me deje tirada.
-Bueno pero nosotros somos… viejos amigos, y yo… te aprecio mucho.
-No me hagas caso, perdoná, hoy ando dispersa, estoy como el tiempo, ¿saliste hoy?
-No, no salí en todo el día.
-Bueno, hoy llovió, luego cayó granizo, después salió el sol, y volvió la lluvia. Y yo estoy igual  no me decido, discúlpame ¿si? Luego te llamo un besito, dijo y simplemente cortó.

Me siento a la mesa de la cocina, con la misma ropa de todo el día, pruebo un poco de pan y mermelada de tomate mientras pienso en la conversación que tuvimos. Afuera se escucha un poco la lluvia, ladridos lejanos y de vez en cuando  alguna marcha  de motor en la avenida. Pero por lo demás el mundo está en silencio en esta noche casi invernal.



Al otro día, a las ocho y media de la mañana, el café estaba recién hecho. Suena el teléfono. Contesto. Adivina quién llama.
 -Buenas madrugadas-dijo- Ya estabas arriba muy bien.-En ese momento un poco entre-dormido no estaba muy suspicaz para responderle y dije un simple –Hola!
-Disculpa tengo unas ideas en  la mente y no resistí esperar a más tarde.
-Cuál es tu idea…
- Estuve pensando que los nuevos acontecimientos generan nuevos sucesos.
-Oye, si te comprendo pero…
- Escucha, tengo una teoría,  estoy muy segura que en realidad nada ocurre por casualidad.
-Ey, también creo lo mismo, pero ¿a que viene eso ahora?
-Quiero decir que todas las decisiones que tomamos o dejamos de tomar se apoyan en el punto preciso de la decisión anterior, y esta se apoya en la anterior a ella, y así sucesivamente.
-¿Retomaste la psicología o algo así?
- Puede ser, abandoné cuando me casé pero no es el punto, estuve pensando que nunca había diferenciado entre un auto y otro antes de aprender a manejar. Ahora sí. Nuca había prestado atención a las palabras y a los conceptos antes de estudiar semántica, ahora sí, no tuve idea de la convivencia hasta que me casé.  Y así con todo. Las cosas ocurren por algún motivo.
-Desde luego-dije un poco taciturno.
- Mira presta atención, lo razono de esta manera: me estoy reprogramando a mí misma, en cada momento puedo cambiar las energías,  negativas por positivas, en lo posible... ¿Te resulta difícil de entender todo lo que te estoy diciendo?
-No. La verdad me sorprende un poco, me parece raro… tal vez todavía estás un poco dolorida.
-Sin embargo no es nada raro -replicó-¡Es natural, normal y muy correcto! ¿Por qué te parece que soy rara?
-Calma no te lo tomes así, no dije que seas rara.
-Es que no sos el primero que me lo dice ¿Por qué la gente me ve rara? Algo ven en mi que yo no me doy cuenta y me pregunto que será.... 
-Te repito que no dije que sos rara, para mi sos muy normal y una buena chica...¿Y si nos dejamos llevar un poco por lo que sentimos y no nos cuestionamos tanto?
-¡No Santi! Ya bastante tiempo me dejé llevar, esta vez quiero que sea diferente.
Aquí me encuentro, luego de cinco años insistiéndole  para que acepte  salir y vernos. Me preguntaba como llegamos a esta situación, luego de la confianza que nos tuvimos durante tanto tiempo. -Oye,  me parece una tontería, tampoco es bueno que estemos  como anestesiados.

Luego de colgar caminé un poco por  la casa mientras me repetía una y otra vez:
¡No estoy solo! ¡No estoy  solo!-Entonces salí a caminar.
Un cuarto de hora más tarde me encontraba trotando por entre los árboles del parque. Había más gente haciendo ejercicio desde temprano. No tengo esa costumbre pero aquella mañana era diferente, de hecho había empezado diferente de otras, no sabía muy bien el porque empezaba a sentirme un poco tenso, me preguntaba si ya era demasiado tarde para sentir las mismas cosas que parecen sentir las demás personas. En un instante alguien paso corriendo a mi lado y por un momento lo quise alcanzar y a gritos preguntarle:-¿Qué es lo que vos sentís y yo no? Por favor…es todo lo que quiero saber. Temí hacer algún que  otro disparate así que me salí del camino y, mientras seguía pasando gente a mi alrededor, me quede sentado en un banco contemplando la mañana.

Por la  noche, estoy en casa. Suena el teléfono. Es ella, así que luego del saludo habitual trato de iniciar yo el rumbo de la conversación y le cuento una cosa que he pensado: Le hablo de lo extraño que es estar atrapados dentro de nuestros cuerpos durante setenta, ochenta, noventa años, y que ni una sola vez, en todo este tiempo, podamos, por ejemplo, dejar el cuerpo guardado en algún lugar durante un descanso de unas horas, y flotar libres de las ataduras de la tierra. Luego le explico los miedos de años atrás. Le comento que para mí la intimidad con otro ser es lo que más se asemeja al abandono del cuerpo. Ella me dice:
-Santi, ¿Intimamos nosotros alguna vez?
-Bueno,  algo, me pareció que sí, casi fuimos pareja.
-Pero, ¿qué grado de intimidad alcanzamos realmente? ¿Nos entregamos de verdad el uno al otro por completo?
-¡Supimos compartir buenos momentos, Paula!- Y luego dije con más énfasis- Y podemos volver a compartir otras tantas cosas.
-¿Qué sería? ¿Qué cosas rescataríamos de cada uno en aquellos momentos? A ver si vos me podes contestar.
Quise decir algo pero no me dejó.
-Ninguno lo sabe. Después de todos estos años, ni siquiera sabemos eso.- Y amagó a cortar.
-¡Un momento, calma, tranquila!-le dije-.- Eso es muy difícil abreviarlo rápidamente, imagínate que te dicen que vas a sufrir un accidente y en diez minutos  debes resumir todo lo que has aprendido en la vida. Posiblemente tu lista se quede en blanco, aunque te concentraras mucho. Y sin embargo, en el fondo sabemos que aprendemos las cosas más  importantes y profundas al respirar, al ver, al sentir, al enamorarnos y sentirnos felices con nuestros logros, sean grandes o pequeños. Podríamos volver al tiempo en que nos conocimos: yo estaba hecho pedazos por alguien que se fue, y vos estabas perdidamente enamorada de alguien que vivía cerca de tu casa, ¿te acordás? El tiempo pasó, ya no somos los mismos y ahora puedo decirte lo que no te dije aquel día: voy a luchar hasta el final.; ahora pretendo curar esas heridas y se­guir adelante.
-Yo luché, y perdí. No estoy in­tentando coser lo que se rompió: simplemente…

-Simplemente date una oportunidad más, mejor dicho date muchas oportunidades, dame una oportunidad a mí, por lo que quieras vivir.
Escuché por unos instantes su respiración al otro lado de la línea. Luego simplemente se despidió y cortó la comunicación.
Pasa un rato, doy vueltas por la casa me preparo un mate y vuelvo a pensar en las palabras que nos dijimos. Seguramente no vuelva a llamar, seguramente me atienda el contestador si la llamo, así que solo me quedaba el pensamiento. Despues de aquella vez nunca mas volvimos a hablar, al tiempo me enteré que habia tenido una crisis emocional severa y estaba bajo tratamiento psiquiátrico.
¡Cuantas veces nos perdemos de estar con una buena persona, por no darle cabida en nuestra vida, y cuantas veces pudimos  tener una excelente relación si tan solo le hubiésemos dado otra oportunidad!
Últimamente me he estado haciendo preguntas,  y replanteado muchas cosas, hasta mi firme decisión de quedarme soltero”.


Bueno hasta aquí esta historia, esto fue escrito por mi hace aproximadamente 10 años atrás, con algunas modificaciones hechas a posteriori.
Espero que les ayude a reflexionar, cada uno le dará quizás interpretaciones diferentes, el tema es pensar sobre nuestra vida y la importancia de los afectos,  he mechado algo de psicología  (al menos lo intenté) a un poco de la vida cotidiana y acerca de lo que podemos llegar a pensar o no acerca de nuestras relaciones. Continuará en otra entrega, a manera de amenizar los artículos de interés relacionados con las emociones.

Un abrazo a la distancia!!!

4 comentarios:

  1. Qué puedo decirte... Dicen que el sufrimiento bien aprovechado nos hace aprender mucho y crecer como personas, tu artículo demuestra la necesidad imperiosa de aprovechar al máximo cada momento de la vida y el precio que se puede pagar si no lo hacemos. Hay una frase que dice que "no hay que arrepentirse de lo que hicimos, sino de lo que no hemos hecho", ya que cualquier cosa que hagamos, esté bien o mal siempre supone un aprendizaje moral. Es necesario asumir los riesgos y como dijera Coki Ramirez "tendrían que sacar la palabra perdedor del diccionario porque siempre se gana" porque a los miedos hay que enfrentarlos, pero no con el fin de combatirlos totalmente, sino como elementos siempre presentes que forman parte de nuestra personalidad, ya que para que algo sea considerada una virtud, tiene que haber un defecto del otro lado.

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  2. Asi es, en el sufrimiento y en dolor también crecemos,de eso nos vamos dando cuenta a lo largo del tiempo, y si tal vez nuestras derrotas de hoy propicien nuestros triunfos del mañana., por eso nunca hay que perder las esperanzas, sobre todo en el amor. Muy interesante tu opinión, gracias por participar!!!

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  3. Tal cual el conflicto es clave para el desarrollo, es ante situaciones límite cuando nos ponemos a prueba y usamos todos los recursos necesarios para aprovecharla y salir adelante. Cuando estamos bien no hacemos nada para cambiar ni mejorar, pero cuando pasamos por una situación difícil es cuando nos ponemos alertas. No es de casualidad que los períodos de crisis económica, social y política es cuando se producen más innovaciones.

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  4. Muy bien, una buena explicación sobre la teoría de las situaciones límites de Karl Jaspers, y ya que lo nombramos aqui va una breve reseña de su obra tanto en la filosofía moderna como en la Psiquiatría: La insatisfacción de Jaspers con el entendimiento popular de las enfermedades mentales lo llevó a cuestionar tanto el criterio de diagnóstico como los métodos clínicos de la psiquiatría. Publicó un tratado revolucionario en 1910, el que versaba sobre si la paranoia era una faceta de la personalidad o el resultado de cambios biológicos. Si bien no aportó muchas ideas nuevas, sí introdujo un nuevo método de estudio. Jaspers estudió varios pacientes en detalle, registrando información biográfica respecto de ellos y notas de cómo se sentían los propios pacientes acerca de sus síntomas. Esto llegó a ser conocido como el método biográfico, y hoy forma parte de la práctica de la psiquiatría moderna.

    Jaspers desarrolló por escrito sus perspectivas de las enfermedades mentales en un libro llamado Psicopatología General. Los dos volúmenes que conforman esta obra se han transformado en clásicos de la literatura psiquiátrica, y muchos criterios modernos de diagnóstico nacen de ideas contenidas en sus páginas. Resulta de particular importancia el modo en que Jaspers encaró el diagnóstico psiquiátrico de síntomas; según él, el criterio de diagnóstico debía tomar en cuenta principalmente la forma ante el contenido. Por ejemplo, al diagnosticar una alucinación, el hecho de que una persona experimente fenómenos visuales sin que para ello medie un estímulo sensorial (la forma) es más importante que lo que el paciente ve (el contenido).

    Jaspers sentía que la psiquiatría debía diagnosticar los delirios (o delusiones) de la misma forma. Argumentó que los clínicos no deberían considerar una creencia de delirio basado en el contenido de la creencia, sino sólo basado en la manera en que el paciente defiende esa creencia. Jaspers además distinguió entre los delirios primarios y secundarios. Definió los primarios como autóctonos, es decir, que aparecen sin una causa aparente, siendo incomprensibles en términos de un proceso mental normal (este es un uso distinto que se le da al concepto autóctono en medicina y en sociología, que hace referencia a poblaciones indígenas). Los delirios secundarios, por otra parte, son clasificados como influenciados por los antecedentes de la persona, situación actual o estado mental.

    Kark Jaspers(Psiquiatra y filósofo alemán:(1883-1969)

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