martes, 6 de diciembre de 2011

Teorías de la Personalidad








La historia de Freud, como la mayoría de las historias , comienza a partir de otros. En esta ocasión fueron su mentor y amigo, Dr. Joseph Breuer y la paciente de éste, Anna O.

Anna O. Fue paciente de Breuer desde 1880 hasta 1882. Con 21 años de edad, Anna invirtió la mayoría de su tiempo cuidando de su padre enfermo, desarrollando una tos importante que no tenía una explicación física, así como dificultades para hablar, que finalizaron en un mutismo completo, seguido de expresiones solo en inglés, en vez de su lengua natal, el alemán.
Cuando su padre falleció, la paciente empezó a rechazar la comida y desarrolló una serie inusual y extraña de síntomas. Perdió la sensibilidad en las manos y pies, parálisis parciales y espasmos involuntarios. También presentaba alucinaciones visuales y visión de túnel. Toda vez que los médicos examinaban a Anna para estudiar estos síntomas que parecían físicos, no encontraban ninguna causa física demostrable.
Además de estos síntomas, por si no fuera poco, presentaba fantasías infantiloides, cambios dramáticos de humor y varios intentos de suicidio. El diagnóstico de Breuer fue de lo que se llamaba en aquel momento histeria (hoy, trastorno de conversión), lo que significaba que tenía síntomas que parecían físicos, pero no lo eran.
En las noches, Anna se sumía en unos estados de “hipnosis espontánea”, tal y como Breuer les llamó, a los que la propia paciente designó “nubes”. (Anna tenía una formación intelectual alta y era una mujer muy preparada; así que no es de extrañar que ella utilizase términos muy precisos, incluso técnicos para designar algunos de sus estados, como en el caso de los estados hipnoides, llamándoles nubes. N.T.). Breuer se dio cuenta de que, a pesar de estos estados de trance, la paciente podía hablar de sus fantasías diurnas y de otras experiencias, sintiéndose mejor posteriormente. Anna llamó a estos episodios “limpieza de chimenea” y “la cura por la palabra”.
En algunas ocasiones, durante la “limpieza de chimenea”, Anna proporcionaba algunos datos que daban comprensión particular a algunos de sus síntomas. El primer dato sobrevino justo después de negarse a ingerir agua durante un tiempo: recordaba ver a una mujer bebiendo agua de un vaso que un perro había lamido antes.  Cuando recordaba esta imagen, se disgustaba y le sobrevenía una sensación intensa de asco…solo para inmediatamente después ¡beberse el vaso de agua!. En otras palabras, su síntoma (la hidrofobia) desaparecía tan pronto se verbalizaba y se sentía la sensación particular de asco; es decir, la base del síntoma. Breuer llamó catarsis, del griego referido a “limpieza”, a estos estados de recuperación espontánea.
11 años más tarde, Breuer y su asistente, Sigmund Freud, escribieron un libro sobre la histeria, donde explicaban su teoría. Toda histeria es el resultado de una experiencia traumática que no puede aceptarse en los valores y comprensión del mundo de una persona. Las emociones asociadas al trauma no se expresan de manera directa, simplemente se evaporan: se expresan a través de la conducta de forma vaga, imprecisa. Por decirlo de otra manera, estos síntomas tienen significado. Cuando el paciente puede llegar a comprender el origen de sus síntomas (a través de la hipnosis, por ejemplo), entonces se liberan las emociones reprimidas por lo que no necesitan expresarse a través de ellos. Es similar a drenar una infección local.
De esta manera, Anna fue poco a poco mejorando de sus síntomas. Pero, es importante señalar que ella no podía hacerlo sin Breuer: mientras se encontraba en sus estados hipnóticos, necesitaba tener las manos de Breuer con ella, y desafortunadamente, surgieron nuevos problemas.
De acuerdo con Freud, Breuer reconoció que la paciente se había enamorado de él y además él también se sentía atraído por ella. Además, la paciente le comentaba a todo el mundo que estaba embarazada de Breuer. Se podría decir que ella le deseaba tanto que su mente le dijo a su cuerpo que esto era cierto, desarrollando un embarazo histérico (hoy llamado pseudociesis o embarazo psicológico. N.T.). Breuer, un hombre casado en la época victoriana, abandonó abruptamente las sesiones y perdió todo interés en la histeria.
Fue Freud quien posteriormente retomó lo que Breuer no había reconocido abiertamente; es decir, en el fondo de todas estas neurosis histéricas yacía un deseo sexual.
Con respecto a la evolución de Anna, ésta pasó gran parte del tiempo restante en un sanatorio. Más tarde, se convirtió en una figura muy respetada y activa (la primera mujer asistente social de Alemania) bajo su nombre propio: Bertha Pappenheim. Murió en 1936. Anna será siempre recordada, no solo por sus propios logros, sino como la inspiración de la teoría de la personalidad más influyente que hayamos conocido.


Biografía

Sigmund Freud nació el 6 de mayo de 1856 en una pequeña localidad de Moravia llamada Freiberg. Su padre fue un comerciante de lana con una mente muy aguda y un buen sentido del humor. Su madre era una mujer activa, vivaz, segunda esposa del padre de Sigmund y 20 años menor que su marido. Tenía 21 años cuando tuvo a su primer hijo, su apreciado Sigmund. Este tuvo dos medio-hermanos y otros seis hermanos. Cuando tenía 4 o 5 años (él no recuerda bien), su familia se trasladó a Viena, donde viviría casi toda su vida.
Freud, un niño brillante, siempre a la cabeza de su clase, ingresó en la escuela de medicina; una de las pocas opciones para un jóven judio en Viena en esos días. Allí, se embarcó en la investigación bajo la dirección de un profesor de fisiología llamado Ernst Brücke. El maestro creía en nociones comunes o, si se quiere, radicales de aquella época y que hoy conoceríamos como reduccionismo: “no existen otras fuerzas que las comunes físico-químicas para explicar el funcionamiento del organismo”. Freud pasó muchos años intentando “reducir” la personalidad a la neurología, causa que más tarde abandonaría.
Freud era muy bueno en el campo de sus investigaciones, concentrándose sobre todo en neurofisiología e incluso llegó a crear una técnica especial de tinción celular. Pero, solo existía un número limitado de puestos y había otros por encima de él. Brücke le ayudó a conseguir una beca de estudios, primero con el gran psiquiatra Charcot en París y posteriormente en Nancy con el que más tarde sería su rival: Bernheim. Ambos científicos estaban investigando el uso de la hipnosis en los pacientes histéricos.
Después de pasar un breve período de tiempo como residente de neurología y como director de una guardería infantil en Berlín, Freud se volvió a Viena y se casó con su prometida de años Martha Bernays. Allí abrió su consulta de neuropsiquiatría, con la ayuda de Joseph Breuer.
Las lecturas y obras de Freud le proporcionaron tanto fama como ostracismo dentro de la comunidad médica. Se rodeó de un buen número de seguidores que más tarde se convertirían en el núcleo del movimiento psicoanalítico.
Desafortunadamente, Freud tenía una gran propensión a rechazar a aquellos que no estaban de acuerdo con sus teorías; algunos se separaron de él de manera amistosa, otros no, estableciendo entonces escuelas de pensamiento competidoras.
Freud emigró a Inglaterra justo antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando Viena ya no era un sitio seguro para un judío y más aún de la talla del famoso Freud. Poco más tarde murió de un cáncer maxilobucal del que había sufrido desde hacía 20 años.






Teoría-Tópicas Freudianas

Primera Tópica:

Inconsciente-Preconsciente-Consciente

Freud no inventó exactamente el concepto de mente consciente versus mente inconsciente, pero desde luego lo hizo popular. La mente consciente es todo aquello de lo que nos damos cuenta en un momento particular: las percepciones presentes, memorias, pensamientos, fantasías y sentimientos. Cuando trabajamos muy centrados en estos apartados es lo que Freud llamó preconsciente, algo que hoy llamaríamos “memoria disponible”: se refiere a todo aquello que somos capaces de recordar; aquellos recuerdos que no están disponibles en el momento, pero que somos capaces de traer a la cosnciencia. Actualmente, nadie tiene problemas con estas dos capas de la mente, aunque Freud sugirió que las mismas constituían solo pequeñas partes de la misma.
La parte más grande estaba formada por el inconsciente e incluía todas aquellas cosas que no son accesibles a nuestra consciencia, incluyendo muchas que se habían originado allí, tales como nuestros impulsos o instintos, así como otras que no podíamos tolerar en nuestra mente consciente, tales como las emociones asociadas a los traumas.
De acuerdo con Freud, el inconsciente es la fuente de nuestras motivaciones, ya sean simples deseos de comida o sexo, compulsiones neuróticas o los motivos de un artista o científico. Además, tenemos una tendencia a negar o resistir estas motivaciones de su percepción consciente, de manera que solo son observables de forma disfrazada. 







Segunda Tópica:

El Ello, el Yo y el Superyo

La realidad psicológica freudiana empieza con el mundo lleno de objetos. Entre ellos, hay uno especial: el cuerpo. El cuerpo (Nos referiremos a cuerpo como vocablo para traducir “organism”, ya que en psicología es más aceptado el término. N.T.) es especial en tanto actúa para sobrevivir y reproducirse y está guiado a estos fines por sus necesidades (hambre, sed, evitación del dolor y sexo).

Una parte (muy importante, por cierto) del cuerpo lo constituye el sistema nervioso, del que una de sus características más prevalentes es la sensibilidad que posee ante las necesidades corporales. En el nacimiento, este sistema es poco más o menos como el de cualquier animal, una “cosa”, o más bien, el Ello. El sistema nervioso como Ello, traduce las necesidades del cuerpo a fuerzas motivacionales llamadas pulsiones (en alemán “Triebe”). Freud también los llamó deseos. Esta traslación de necesidad a deseo es lo que se ha dado a conocer como proceso primario.
El Ello tiene el trabajo particular de preservar el principio de placer, el cual puede entenderse como una demanda de atender de forma inmediata las necesidades. Imagínese por ejemplo a un bebé hambriento en plena rabieta. No “sabe” lo que quiere, en un sentido adulto, pero “sabe” que lo quiere…¡ahora mismo!. El bebé, según la concepción freudiana, es puro, o casi puro Ello. Y el Ello no es más que la representación psíquica de lo biológico.
Pero, aunque el Ello y la necesidad de comida puedan satisfacerse a través de la imagen de un filete jugoso, al cuerpo no le ocurre lo mismo. A partir de aquí, la necesidad solo se hace más grande y los deseos se mantienen aún más. Cuando nos percatamos de que  no hemos satisfecho una necesidad, como la de comer por ejemplo, ésta empieza a demandar cada vez más nuestra atención, hasta que llega un momento en que no podemos pensar en otra cosa. Este sería el deseo irrumpiendo en la consciencia.
Existe una pequeña porción de la mente a la que nos referimos antes, el consciente, que está agarrado a la realidad a través de los sentidos. Alrededor de esta consciencia, algo de lo que era una “cosa” se va convirtiendo en Yo en el primer año de vida del niño. El Yo se apoya en la realidad a través de su consciencia, buscando objetos para satisfacer los deseos que el Ello ha creado para representar las necesidades orgánicas. Esta actividad de búsqueda de soluciones es llamada proceso secundario.
El Yo, a diferencia del Ello, funciona de acuerdo con el principio de realidad, el cual estipula que se “satisfaga una necesidad tan pronto haya un objeto disponible”. Representa la realidad y hasta cierto punto, la razón.
No obstante, aunque el Yo se las ingenia para mantener contento al Ello (y finalmente al cuerpo), se encuentra con obstáculos en el mundo externo. En ocasiones se encuentra con objetos que ayudan a conseguir las metas. Pero el Yo capta y guarda celosamente todas estas ayudas y obstáculos, especialmente aquellas gratificaciones y castigos que obtiene de los dos objetos más importantes del mundo de un niño: mamá y papá. Este registro de cosas a evitar y estrategias para conseguir es lo que se convertirá en Superyo. Esta instancia no se completa hasta los siete años de edad y en algunas personas nunca se estructurará.
Hay dos aspectos del Superyo: uno es la consciencia, constituida por la internalización de los castigos y advertencias. El otro es llamado el Ideal del Yo, el cual deriva de las recompensas y modelos positivos presentados al niño. La consciencia y el Ideal del Yo comunican sus requerimientos al Yo con sentimientos como el orgullo, la vergüenza y la culpa.
Es como si en la niñez hubiésemos adquirido un nuevo conjunto de necesidades y de deseos acompañantes, esta vez de naturaleza más social que biológica. Pero, por desgracia, estos nuevos deseos pueden establecer un conflicto con los deseos del Ello. Ya ve, el Superyo representaría la sociedad, y la sociedad pocas veces satisface sus necesidades.

Pulsiones de Vida y Pulsión de Muerte
Freud consideró que todo el comportamiento humano estaba motivado por las pulsiones, las cuales no son más que las representaciones neurológicas de las necesidades físicas. Al principio se refirió a ellas como pulsiones de vida. Estas pulsiones perpetúan (a) la vida del sujeto, motivándole a buscar comida y agua y (b) la vida de la especie, motivándole a buscar sexo. La energía motivacional de estas pulsiones de vida, el “oomph” que impulsa nuestro psiquismo, les llamó libido, a partir del latín significante de “yo deseo”.
La experiencia clínica de Freud le llevó a considerar el sexo como una necesidad mucho más importante que otras en la dinámica de la psiquis. Somos, después de todo, criaturas sociales y el sexo es la mayor de las necesidades sociales. Pero, aunque debemos recordar que cuando Freud hablaba de sexo, hablaba de mucho más que solo el coito, la libido se ha considerado como la pulsión sexual.
Más tarde en su vida, Freud empezó a creer que las pulsiones de vida no explicaban toda la conducta humana. La libido es una cosa viviente; el principio de placer nos mantiene en constante movimiento. Y la finalidad de todo este movimiento es lograr la quietud, estar satisfecho, estar en paz, no tener más necesidades. Se podría decir que la meta de la vida, bajo este supuesto, es la muerte. Freud empezó a considerar que “debajo” o “a un lado” de las pulsiones de vida había una pulsión de muerte. Empezó a defender la idea de que cada persona tiene una necesidad inconsciente de morir.
Parece una idea extraña en principio, y desde luego fue rechazada por muchos de sus estudiantes, pero creemos que tiene cierta base en la experiencia: la vida puede ser un proceso bastante doloroso y agotador. Para la gran mayoría de las personas existe más dolor que placer, algo, por cierto, que nos cuesta trabajo admitir. La muerte promete la liberación del conflicto.
Freud se refirió a esto como el principio de Nirvana. Nirvana es una idea budista usualmente traducida como “Cielo”, aunque su significado literal es “soplido que agota”, como cuando la llama de una vela se apaga suavemente por un soplido. Se refiere a la no-existencia, a la nada, al vacío; lo que constituye la meta de toda vida en la filosofía budista.
La evidencia cotidiana de la pulsión de muerte y su principio de nirvana está en nuestro deseo de paz, de escapar a la estimulación, en nuestra atracción por el alcohol y los narcóticos, en nuestra propensión a actividades de aislamiento, como cuando nos perdemos en un libro o una película y en nuestra apetencia por el descanso y el sueño. En ocasiones esta pulsión se representa de forma más directa como el suicidio y los deseos de suicidio. Y en otros momentos, tal y como Freud decía, en la agresión, crueldad, asesinato y destructividad.

Ansiedad
Una vez, Freud dijo: “la vida no es fácil”.
El Yo está justo en el centro de grandes fuerzas; la realidad, la sociedad, está representada por el Superyo; la biología está representada por el Ello. Cuando estas dos instancias establecen un conflicto sobre el pobre Yo, es comprensible que uno se sienta amenazado, abrumado y en una situación que parece que se le va a caer el cielo encima. Este sentimiento es llamado ansiedad y se considera como una señal del Yo que traduce sobrevivencia y cuando concierne a todo el cuerpo se considera como una señal de que el mismo está en peligro.
Freud habló de tres tipos de ansiedades: la primera es la ansiedad de realidad, la cual puede llamarse en términos coloquiales como miedo. De hecho, Freud habló específicamente de la palabra miedo, pero sus traductores consideraron la palabra como muy mundana. Podríamos entonces decir que si uno está en un pozo lleno de serpientes venenosas, uno experimentará una ansiedad de realidad.

La segunda es la ansiedad moral y se refiere a lo que sentimos cuando el peligro no proviene del mundo externo, sino del mundo social interiorizado del Superyo. Es otra terminología para hablar de la culpa, vergüenza y el miedo al castigo.
La última es la ansiedad neurótica. Esta consiste en el miedo a sentirse abrumado por los impulsos del Ello. Si en alguna ocasión has sentido como si fuésemos a perder el control, tu raciocinio o incluso tu mente, estás experimentando este tipo de ansiedad. “Neurótico” es la traducción literal del latín que significa nervioso, por tanto podríamos llamar a este tipo de ansiedad, ansiedad nerviosa. Es este el tipo de ansiedad que más interesó a Freud y nosotros le llamamos simple y llanamente ansiedad.

Los Mecanismos de Defensa
El Yo lidia con las exigencias de la realidad, del Ello y del Superyo de la mejor manera que puede. Pero cuando la ansiedad llega ser abrumadora, el Yo debe defenderse a sí mismo. Esto lo hace bloqueando inconscientemente los impulsos o distorsionándoles, logrando que sean más aceptables y menos amenazantes. Estas técnicas se han llamado mecanismos defensivos yoicos y tanto Freud como su hija Anna, así como otros seguidores han señalado unos cuantos.

La Negación se refiere al bloqueo de los eventos externos a la consciencia. Si una situación es demasiado intensa para poder manejarla, simplemente nos negamos a experimentarla. Como podrían suponer, esta defensa es primitiva y peligrosa (nadie puede desatender la realidad durante mucho tiempo). Este mecanismo usualmente opera junto a otras defensas, aunque puede funcionar en exclusiva.

La Represión, defensa que Anna Freud  llamó también “olvido motivado” es simplemente la imposibilidad de recordar una situación, persona o evento estresante. Esta defensa también es peligrosa y casi siempre va acompañada de otras más.

Muchos ejemplos abundan en la literatura. Anna Freud habla de uno en concreto que es particularmente especial: una chica jóven, acosada de una culpa importante por sus fuertes deseos sexuales, tiende a olvidar el nombre de su novio, aún cuando le está presentando a sus amistades. O un alcohólico que no puede recordar su intento de suicidio, argumentando que debió “haberse bloqueado”. O alguien que casi se ahoga de pequeño, pero es incapaz de recordar el evento aunque los demás intenten recordárselo…pero presenta un miedo terrible a los lagos y mares.
En general, para que sea válido un ejemplo de defensa, debe funcionar de forma inconsciente (Laplanche y Pontalis en su Diccionario de Psicoanálisis  Ed. Labor, 1993- establecen que la defensa adquiere a menudo un carácter compulsivo y actúa, al menos parcialmente, inconscientemente. N.T.).

También tenemos como ejemplo el miedo que algunas personas presentan a los perros, luego de alguna vez haber padecido una experiencia estresante en la infancia. Comúnmente, eso que llamamos miedos irracionales o fobias derivan de la represión de traumas.

Ascetismo es la renuncia de las necesidades,   se ha puesto  de moda con la emergencia del trastorno llamado anorexia. Los pre-adolescentes, cuando se sienten amenazados por sus emergentes deseos sexuales, pueden protegerse a sí mismos inconscientemente a través de negar no sólo sus deseos sexuales, sino también todos sus deseos. Así, se embarcan en una vida como si fueran monjes, con una tendencia ascética donde renuncian a cualquier interés sobre lo que los demás renuncian.
En los chicos de hoy hay un interés marcado en la autodisciplina de la artes marciales. Afortunadamente, las artes marciales no solo no hacen (mucho) daño, sino que incluso pueden ayudarles. Por el contrario, las chicas de nuestra sociedad desarrollan con mucha frecuencia un interés importante por alcanzar estándares artificiales de belleza basados en la delgadez. Considerando la teoría freudiana, la negación de estas chicas a comer es una tapadera de su negación a su desarrollo sexual. Y desde luego que la sociedad aumenta la presión. Lo que para otras sociedades representa una mujer madura es para la nuestra una mujer con sobrepeso.

Aislamiento (también llamado intelectualización) consiste en separar la emoción (o el afecto. N.T.) de un recuerdo doloroso o de un impulso amenazante. La persona puede reconocer, de forma muy sutil, que ha sido abusada de pequeña, o puede demostrar una curiosidad intelectual sobre su orientación sexual recién descubierta. Algo que debe considerarse como importante, sencillamente se trata como si no lo fuera.
En situaciones de emergencia, hay algunas personas que se sienten completamente calmados e íntegros hasta que se haya pasado la situación difícil, y es entonces cuando se vienen abajo. Algo te dice que te mantengas entero mientras dure la emergencia. Es bastante común que nos encontremos con personas totalmente inmersas en obligaciones sociales alrededor de la muerte de un ser querido. Los médicos y las enfermeras deben aprender a separar sus reacciones naturales de su ejercicio profesional cuando están en presencia de pacientes heridos, o cuando necesitan operarles, o simplemente cuando tienen que clavar una aguja. Deben tratar al paciente como algo menos que humanos cálidos con familias y viviendo una vida similar a la de ellos. Hace algun tiempo muchos adolescentes se dirigían en masa a ver las películas de terror, e incluso se obsesionaban con la cuestión, quizás para lograr combatir el miedo real. Nada demuestra el aislamiento más claramente que un cine lleno de gente riéndose histéricamente ante el descuartizamiento de un ser humano en la pantalla.

El Desplazamiento es la “redirección” de un impulso hacia otro blanco que lo sustituya. Si el impulso o el deseo es aceptado por ti, pero la persona al que va dirigido es amenazante, lo desvías hacia otra persona u objeto simbólico. Por ejemplo, alguien que odia a su madre puede reprimir ese odio, pero lo desvía hacia, digamos, las mujeres en general. Alguien que no haya tenido la oportunidad de amar a un ser humano puede desviar su amor hacia un gato o un perro. Una persona que se siente incómodo con sus deseos sexuales hacia alguien, puede derivar este deseo a un fetiche. Un hombre frustrado por sus superiores puede llegar a casa y empezar a pegar al perro o a sus hijos o establecer discusiones acaloradas.

Agresión contra el propio self Se utiliza aquí el  término en inglés para hacer referencia al “sí mismo", ya que en la psicología en español se usa con mayor frecuencia el vocablo en inglés “self”.  Es una forma muy especial de desplazamiento y se establece cuando la persona se vuelve su propio blanco sustitutivo. Usualmente se usa cuando nos referimos a la rabia, irritabilidad y la agresión, más que a impulsos más positivos. Constituye la explicación freudiana para muchos de nuestros sentimientos de inferioridad, culpa y depresión. La idea de que la depresión es muchas veces el producto de la rabia contra un objeto (persona) que no queremos reconocer, es ampliamente aceptada por freudianos y otros de diversas corrientes.

En los grupos de inteligencia emocional suele conocerse a la depresión como "ira congelada".
Hay casos de padres que regañan a sus hijos por derramar un vaso de leche en el salón de la casa. Entonces empiezan a gritarles y a decirles  que cómo es posible que después de habérsele dicho tantas veces lo haga de nuevo. Que tenía que ser más cuidadoso/a porque ya era mayor y…etc. En ese momento, algunos niños comienzan a auto agredirse, por ejemplo golpeándose en la cabeza,  que por razones obvias , el/ella no  golpearía en la cabeza a su padre/madre.

Proyección o desplazamiento hacia fuera, como Anna Freud le llamó, es casi completamente lo contrario de la agresión contra el propio self. Comprende la tendencia a ver en los demás aquellos deseos inaceptables para nosotros. En otras palabras; los deseos permanecen en nosotros, pero no son nuestros. Cuando escuchamos a alguien hablar sin parar sobre cómo está de agresiva nuestra sociedad o cómo está aquella persona de pervertida, quizás deberíamos preguntarnos si esta persona no tiene una buena acumulación de impulsos agresivos o sexuales que no quiere ver en ella misma.

Por ejemplo:

 Un marido fiel y bueno empieza a sentir atracción por una vecina guapa y atractiva. En vez de aceptar estos sentimientos, se vuelve cada vez más celoso con su mujer, a la que cree infiel y así sucesivamente. O una mujer que empieza a sentir deseos sexuales leves hacia sus amigas.. En lugar de aceptar tales sentimientos como algo bastante normal, se empieza preocupar cada vez más por el alto índice de lesbianismo en su barrio.

La Rendición altruista es una forma de proyección que parece a primera vista como lo opuesto: aquí, la persona intenta llenar sus propias necesidades de forma vicaria a través de otras gentes.
Un ejemplo común es el del amigo (siempre conocemos alguno) que en vez de buscar una relación por sí mismo, embarca a los demás a que las tengan. Son esos que te dicen curiosamente “¿y qué paso anoche con tu cita?” o “Qué, ¿ya tienes pareja o no?”. Un ejemplo extremo sería el de la persona que vive completamente su vida para y a través de los demás. (La rendición altruista también es común en los grupos ideológicos dogmáticos, incluyendo grupos de “ciencia”, así como de personas que se someten a una religión por completo o a una vida dedicada únicamente a servir a los demás.

La Formación reactiva, o “creencia en lo opuesto”, como Anna Freud llamó, es el cambio de un impulso inaceptable por su contrario. Así, un niño. Enfadado con su madre, puede volverse un niño muy preocupado por ella y demostrarle mucho cariño. El niño que sufre abusos por parte de un progenitor, se vuelve hacia él corriendo. O alguien que no acepta un impulso homosexual, puede repudiar a los homosexuales.
Quizás el ejemplo más significativo de formación reactiva lo encontramos en niños entre 7 y 11 años. La mayoría de los chicos, sin dudarlo, hablarán mal de las chicas o incluso no querrán saber nada del tema. Las niñas harán lo mismo con respecto a ellos. Pero, si nosotros, los adultos, les vemos jugar, podemos decir con toda seguridad cuáles son sus verdaderos sentimientos.

La Anulación Retroactiva comprende rituales o gestos tendientes a cancelar aquellos pensamientos o sentimientos displacenteros después de que han ocurrido. Por ejemplo, Anna Freud mencionaba a un niño que recitaba el alfabeto al revés siempre que tenía un pensamiento sexual, o que se volvía y escupía cuando se encontraba con otro niño que compartiese su pasión por la masturbación.
En personas “normales”, la anulación retroactiva es, por supuesto, más consciente, pidiendo formalmente excusas o estableciendo actos de expiación. Pero, en algunas personas los actos de expiación no son conscientes en absoluto.  Por ejemplo, en un padre alcohólico que después de un año de abusos verbales y quizás físicos, regala los mejores juguetes a sus hijos en Navidad. Cuando pasa la época navideña y percibe que sus hijos no se han dejado engañar por los regalos, se vuelve al bar de siempre y le comenta a los parroquianos que  lo desagradecida que es su familia es  lo que le lleva a beber.
Uno de los ejemplos clásicos de esta defensa es el lavarse después de una relación sexual. Sabemos que es perfectamente común lavarse después de esto, pero si la persona tiene que ducharse durante mucho tiempo y frotarse concienzudamente con un jabón fuerte, quizás el sexo lo mantuvo con cierta persona que no le agrade mucho.

La Introyección, muchas veces llamada identificación, comprende la adquisición o atribución de características de otra persona como si fueran de uno, puesto que hacerlo, resuelve algunas dificultades emocionales. Por ejemplo, si se le deja solo a un niño con mucha frecuencia, él intenta convertirse en “papá” de manera de disminuir sus temores. En ocasiones les vemos jugando a con sus muñecos diciéndoles que no deben tener miedo. También podemos observar cómo los chicos mayores y adolescentes adoran a sus ídolos musicales, pretendiendo ser como ellos para lograr establecer una identidad.
Un ejemplo más inusual es el caso de  una  mujer que  su esposo había muerto y ella comenzó a vestir  sus ropas, aunque prolijamente adaptada a su figura. Empezó a presentar varios de sus hábitos, como fumar en pipa. Aunque para los vecinos, todo esto era extraño y le llamaban el “hombre-mujer”, ella no presentaba confusión alguna con respecto a su identidad sexual. De hecho, más tarde se casó, manteniendo hasta el final sus trajes de hombre y su pipa.
Debo agregar en este momento que en la teoría freudiana, el mecanismo de identificación es aquel a través del cual desarrollamos nuestro Super-yo.

Identificación con el Agresor es una versión de la introyección que se centra en la adopción no de rasgos generales o positivos del objeto, sino de negativos. Si uno está asustado con respecto a alguien, me convierto parcialmente en él para eliminar el miedo.
A manera de ejemplo  tenemos aquel llamado Síndrome de Estocolmo. Después de una crisis de rehenes en Estocolmo, los psicólogos se sorprendieron al ver que las rehenes no solo no estaban terriblemente enojadas con sus captores, sino incluso sumamente simpáticas hacia ellos. Un caso más reciente es el de una mujer joven llamada Patricia Hearst, proveniente de una familia muy influyente y rica. Fue secuestrada por un pequeño grupo revolucionarios autoproclamados conocidos como el Ejército de Liberación Simbionés. La retuvieron armados, la violaron y maltrataron. A pesar de esto, decidió unirse a ellos, haciendo pequeños videos de propaganda para éstos e incluso portando un arma de fuego en un atraco cometido a un banco. Posteriormente a su detención, sus abogados defendieron con fuerza su inocencia, proclamándole como víctima, no como una criminal. No obstante, fue sentenciada a 7 años de prisión por el robo al banco. Su sentencia fue conmutada al cabo de dos años por el presidente Carter.

La Regresión constituye una vuelta atrás en el tiempo psicológico cuando uno se enfrenta a un estrés. Cuando estamos en problemas o estamos atemorizados, nuestros comportamientos se tornan más infantiles o primitivos. Un niño, por ejemplo, puede empezar a chuparse el dedo nuevamente o a hacerse pis si necesitan pasarse un tiempo en el hospital. Un adolescente puede empezar a reirse descontroladamente en una situación de encuentro social con el sexo opuesto. Un estudiante preuniversitario debe traerse consigo un muñeco de peluche de casa a un exámen. Un grupo de personas civilizadas se pueden volver violentas en un momento de amenaza. O un señor mayor que después de 20 años en una empresa es despedido y a partir de ese momento se vuelve perezoso y dependiente de su esposa de una manera infantil.
¿A dónde nos retiramos cuando nos enfrentamos al estrés?. De acuerdo con la teoría freudiana, a un tiempo de la vida donde nos sentimos seguros y a salvo.

El mecanismo de Racionalización es la distorsión cognitiva de los “hechos” para hacerlos menos amenazantes. Utilizamos esta defensa muy frecuentemente cuando de manera consciente explicamos nuestros actos con demasiadas excusas. Pero, para muchas personas con un Yo sensible, utilizan tan fácilmente las excusas, que nunca se dan cuenta de ellas. En otras palabras, muchos de nosotros estamos bastante bien preparados para creernos nuestras mentiras.
Una buena forma de entender las defensas es verlas como una combinación de negación o represión con varias clases de racionalizaciones.
Todas las defensas son, de hecho, mentiras, incluso si no somos conscientes de ellas. Es más, si no nos damos cuenta de ellas, son aún más peligrosas.
Como el dicho popular: “Ay, cómo nos complicamos la vida…”, "Las mentiras traen más mentiras y nos lleva cada vez más lejos de la verdad" . Después de un tiempo, el Yo no puede preservarnos de las demandas del Ello o empieza a hacerle caso al Superyo. Empieza a surgir fuertemente la ansiedad y nos venimos abajo.
Pero aún así, Freud consideró que las defensas eran necesarias. No podemos esperar que una persona, especialmente un niño, pueda con todo el dolor y las penas que la vida le depara. Aunque algunos de sus seguidores sugirieron que todas las defensas podían utilizarse con fines positivos, Freud dijo que solo había una, la sublimación.

La Sublimación es la transformación de un impulso inaceptable, ya sea sexo, rabia, miedo o cualquier otro, en una forma socialmente aceptable, incluso productiva. Por esta razón, alguien con impulsos hostiles puede desarrollar actividades como cazar, ser carnicero, jugador de básquetbol o fútbol o convertirse en mercenario. Una persona que sufre de gran ansiedad en un mundo confuso puede volverse un organizado, o una persona de negocios o un científico. Alguien con impulsos sexuales poderosos puede llegar a ser fotógrafo, artista, un novelista y demás. Para Freud, de hecho, toda actividad creativa positiva era una sublimación, sobre todo de la pulsión sexual.

Los Estadios
Como se mencionó en un párrafo anterior, para Freud la pulsión sexual es la fuerza motivacional más importante. Él creía que esta fuerza no era solo la más prevalente para los adultos, sino también en los niños, e incluso en los infantes. Cuando Freud presentó sus ideas sobre sexualidad infantil por primera vez, el público vienés al que se dirigió no estaba preparado para hablar de sexo en los adultos, y desde luego menos aún en los niños.
Es cierto que la capacidad orgásmica está presente desde el nacimiento, pero Freud no solo hablaba de orgasmo. La sexualidad no comprende en exclusiva al coito, sino todas aquellas sensaciones placenteras de la piel. Está claro que hasta el más inocente de nosotros, incluyendo bebés, niños y adultos, disfrutamos de as experiencias táctiles como los besos, caricias y demás.
Freud observó que en distintas etapas de nuestra vida, diferentes partes de la piel que nos daban mayor placer. Más tarde, los teóricos llamarían a estas áreas zonas erógenas. Vio que los infantes obtenían un gran monto de placer a través de chupar, especialmente del pecho. De hecho, los bebés presentan una gran tendencia a llevarse a la boca todo lo que tienen a su alrededor.

 Un poco más tarde en la vida, el niño concentra su atención al placer anal de retener y expulsar. Alrededor de los tres o cuatro años, el niño descubre el placer de tocarse sus genitales. Y solo más tarde, en nuestra madurez sexual, experimentamos un gran placer en nuestras relaciones sexuales. Basándose en estas observaciones, Freud postuló su teoría de los estadios psicosexuales.

Estadios de la Sexualidad

La etapa oral se establece desde el nacimiento hasta alrededor de los 18 meses. El foco del placer es, por supuesto, la boca. Las actividades favoritas del infante son chupar y morder.

La etapa anal se encuentra entre los 18 meses hasta los tres o cuatro años de edad. El foco del placer es el ano. El goce surge de retener y expulsar.

La etapa fálica va desde los tres o cuatro años hasta los cinco, seis o siete. El foco del placer se centra en los genitales. La masturbación  a estas edades es bastante común.

La etapa de latencia dura desde los cinco, seis o siete años de edad hasta la pubertad, más o menos a los 12 años. Durante este período, Freud supuso que la pulsión sexual se suprimía al servicio del aprendizaje. Debo señalar aquí, que aunque la mayoría de los niños de estas edades están bastante ocupados con sus tareas escolares, y por tanto “sexualmente calmados”, cerca de un cuarto de ellos están muy metidos en la masturbación y en jugar “a los médicos”. En los tiempos represivos de la sociedad de Freud, los niños eran más tranquilos en este período del desarrollo, desde luego, que los actuales.

La etapa genital empieza en la pubertad y representa el resurgimiento de la pulsión sexual en la adolescencia, dirigida más específicamente hacia las relaciones sexuales. Freud establecía que tanto la masturbación, el sexo oral, la homosexualidad como muchas otras manifestaciones comportamentales eran inmaduras, cuestiones que actualmente no lo son para nosotros.
Estas etapas constituyen una verdadera teoría de períodos que la mayoría de los freudianos siguen al pie de la letra, tanto en su contenido como en las edades que comprenden.

La crisis Edípica
Cada estadio comprende una serie de tareas difíciles propias de donde surgirán multitud de problemas. Para la fase oral es el destete; para la anal, el control de esfínteres; para la fálica, es la crisis edípica, llamada así por la historia griega del rey Edipo, quien inadvertidamente mató a su padre y se casó con su madre.
Veamos como funciona la llamada crisis edípica. El primer objeto de amor de todos nosotros es nuestra madre. Queremos su atención, queremos su afecto, queremos su cuidado; la queremos, la deseamos de una manera ampliamente sexual. No obstante, el niño tiene un rival ante estos deseos, personificado en su padre. Éste es mayor, más fuerte, más listo y se va a la cama con ella, mientras que el chico es desplazado a dormir solo en su habitación. El padre es el enemigo.
Ya en el momento en que el niño se da cuenta de esta relación arquetípica, ya se ha percatado de las diferencias entre niños y niñas, además del pelo largo y los estilos de vestirse. Desde su punto de vista inocente, la diferencia estriba en que tiene un pene, cosa que no tiene la chica. En este período de la vida, éste cree que es mejor tener algo que carecer de ello, por lo que se siente satisfecho y orgulloso de poseerlo.
Pero, aparece la pregunta: ¿y dónde está el pene de la niña?. Quizás lo ha perdido de alguna forma. Quizás se lo cortaron. ¡Quizás lo mismo me puede pasar a mí!. Este es el inicio de la ansiedad de castración, un nombre poco apropiado para definir el temor a perder el propio pene.
Volviendo a la historia anterior, el niño, al reconocer la superioridad de su padre y temiendo a su pene, empieza a poner en práctica algunas de sus defensas yoicas. Desplaza sus impulsos sexuales a su madre hacia las nenas y posteriormente a las mujeres. Y se identifica con el agresor, su papá, e intenta parecerse cada vez más a él; esto es, un hombre. Después de unos años de latencia, entra en la adolescencia y al mundo de la heterosexualidad madura.
La niña también empieza su vida con amor hacia su madre, por lo que se nos presenta el problema de tener que redirigir sus afectos hacia su padre antes de que tenga lugar el proceso edípico. Freud responde a esto con la envidia al pene. La niña ha notado también que ante la diferencia de ambos sexos, ella no puede hacer nada. A ella le gustaría tener un pene también, así como todo el poder asociado a éste. Mucho más tarde podrá tener un sustituto, como un bebé. Como todo niño sabe, se necesita de un papá y una mamá para tener un bebé, de manera que gira su atención y cariño hacia el padre.
Pero el padre por supuesto ya está con alguien. La niña entonces le desplaza por los chicos y luego los hombres, identificándose con su madre, la mujer que posee al hombre que ella verdaderamente desea. Debemos observar que hay algo aquí que falta. La niña no sufre por el poder motivacional de la ansiedad de castración, ya que ella no puede perder lo que nunca ha tenido. Freud pensó que la falta de este tremendo miedo es lo que provocaba que las mujeres fuesen menos firmes en su heterosexualidad que los hombres y un poco menos inclinadas hacia los aspectos morales en general.
Carácter

Las experiencias que uno va acumulando a lo largo de la vida contribuyen a forjar su personalidad o carácter como adulto. Freud creía que las experiencias traumáticas tenían un efecto especialmente fuerte en esta etapa. Indudablemente, cada trauma en particular podría tener su impacto específico en una persona, lo cual solo podía explorarse y comprenderse sobre una base individual. Pero, aquellos traumas asociados con los estadios de desarrollo por los que todos pasamos, tendrían mayor consistencia.
Si una persona presenta algún tipo de dificultad en cualquiera de las tareas asociadas con estas etapas (el destete, el control de esfínteres o en la búsqueda de la identidad sexual) tenderá a retener ciertos hábitos infantiles o primitivos. A esto se le llama fijación.

La fijación provoca que cada problema de una etapa específica se prolongue considerablemente en nuestro carácter o personalidad.
Si, teniendo 18 meses de edad, el niño o la ñiña se encuentran constantemente frustrados en su necesidad de chupar, ya sea porque mamá está incómoda o incluso es muy ruda, o sencillamente quiere destetarle demasiado rápido, el niño o la niña  pueden desarrollar un carácter oral-pasivo. Una personalidad de este tipo tiende a depender mucho de los demás. Usualmente buscan “gratificaciones orales” tales como comer, beber y fumar. Es como si estuviesen buscando los placeres que se perdieron en la infancia.
Cuando tenemos entre 5 y 8 meses de edad, empezamos la dentición. Una acción que nos satisface mucho en este período es morder todo lo que esté a nuestro alcance, como por ejemplo, el pezón de mamá. Si esta acción es causante de displacer o se corta demasiado rápido. Podremos desarrollar entonces una personalidad oral-agresiva. Esta personas retienen de por vida un deseo de morder cosas, como lápices, chicles, así como personas. Tienden a ser verbalmente agresivos, sarcásticos, irónicos y demás.
En el estadio anal estamos fascinados con nuestras “funciones corporales”. Al principio, podemos hacerlo de cualquier forma y en cualquier lugar. Posteriormente, sin razón aparente empezamos a comprender que podemos tener control sobre ello, haciéndolo en ciertos lugares y a ciertas horas. ¡Y los padres parecen valorar sobremanera el producto final de estos esfuerzos!.
Algunos padres se someten a merced del niño en el entrenamiento del control de esfínteres. Le piden de rodillas que lo hagan en el water, se alegran considerablemente cuando lo hacen bién y se rompe su corazón cuando no lo hacen correctamente. El niño, mientras, es el rey de la casa, y él lo sabe. Este niño, con esos padres, desarrollará una personalidad anal-expulsiva (también anal-agresiva). Estas personas tienden a ser sensibleros, desorganizados y generosos ante una falta.  El personaje de Oscar Madison en la película “Un par de gruñones”  es un buen ejemplo.
Otros padres son estrictos. Pueden estar compitiendo con los vecinos a ver cuál de los niños controla primero los esfínteres (muchas personas creen que si un niño lo hace muy pronto en su evolución, es un signo de gran inteligencia). Pueden llegar a usar la humillación o el castigo.
Este niño puede perfectamente sufrir de estreñimiento, tratando de controlarse constantemente y desarrollará de mayor una personalidad anal-retentiva.

Será especialmente pulcro, perfeccionista y dictatorial. En otras palabras el anal-retentivo está atado por todas partes. El personaje de Félix Unger en la película mencionada es un ejemplo perfecto.
Existen también dos personalidades fálicas, aunque a ninguna de ellas se le ha dado nombre. Si el niño, por ejemplo, es rechazado en demasía por su madre y además amenazado por su padre excesivamente varonil, tendrá posiblemente una sensación muy pobre de autovalía en cuanto a su sexualidad. En este caso, intentaría lidiar con esto o bién declinando cualquier actividad heterosexual; convirtiéndose en un ratón de biblioteca o llegando a ser el macho de todas las mujeres. En el  caso de una niña rechazada por su padre y amenazada por una madre excesivamente femenina, también producirá una autoestima muy baja en el área de la sexualidad. Así, podría llegar a ser un jarrón de flores de adorno y una belleza exageradamente femenina.
En otra situación, si un niño no es rechazado por su madre y más bien es sobreprotegido en sus debilidades por ella mucho más que su padre pasivo, podría desarrollar una opinión de sí mismo bastante grande (lo cual le remitirá mucho sufrimiento al enfrentarse al mundo real y darse cuanta de que los demás no le quieren como su madre lo hizo) y parecer afeminado. Después de todo, no existe ninguna razón por la que tenga que identificarse con su padre. De la misma manera, si una niña es la princesita de papá y su mejor colega y mamá ha sido relegada a una posición casi de sirvienta, la chica será muy superficial y egocéntrica, o por el contrario muy masculina.
Estos distintos caracteres fálicos demuestran un punto importante de la caracterología freudiana: los extremos conllevan a los extremos. Si estamos frustrados o somos demasiado indulgentes, tenemos problemas de personalidad.. Y, aunque cada problema tiende a desarrollar ciertas características, éstas últimas pueden ser fácilmente reversibles. Así, por ejemplo, una persona anal-retentiva puede volverse excesivamente generosa o ser bastante desorganizada en algunos aspectos de su vida. Esto puede llegar a ser suficientemente frustrante paralos científicos, pero de hecho es la realidad de la personalidad.


Terapia
La terapia de Freud, el Psicoanálisis ha sido el más influyente de todos, a la vez que la parte más influyente también de su teoría. A continuación veremos algunos de sus puntos más importantes:

Atmósfera relajada. El paciente debe sentirse libre de expresar lo que quiera. La situación terapéutica es, de hecho, una situación social única, en la que uno no se debe sentir miedoso ante un juicio social u ostracismo. De hecho, en la terapia freudiana, el terapeuta prácticamente desaparece. Añada a este situación un diván cómodo, luces tenues, paredes insonorizadas, y el ámbito está servido.

Asociación libre. El paciente puede hablar de cualquier cosa. La teoría dice que con una buena relajación, los conflictos inconscientes inevitablemente surgirán al exterior. Si nos detenemos un poco aquí, no hay que ir tan lejos para observar una similitud entre esta terapia y el soñar. Sin embargo, en la terapia, existe un terapeuta que está entrenado para reconocer ciertos aspectos o pistas de problemas y sus soluciones que el paciente pasa por alto.

Resistencia. Una de estas pistas es la resistencia. Cuando el paciente intenta cambiar de tema, o su mente se le queda en blanco, se duerme, llega tarde o falta a una sesión, el terapeuta dice “¡Ajá!”. Estas resistencias sugieren que dicho paciente, a través de sus asociaciones libres, está cercano a contenidos inconscientes que vive como amenazantes.








Análisis de los sueños. Mientras dormimos, presentamos menos resistencia a nuestro inconsciente y nos permitiremos algunas licencias, de manera simbólica, que florecerán en nuestra consciencia. Estos deseos del Ello proveen al paciente y al terapeuta de mayores pistas. Muchas formas de terapia usan los sueños en sus prácticas, pero la interpretación freudiana es distinta en tanto tendencia a hallar significados sexuales en ellos.
Paráfrasis. Una paráfrasis es una desvío del discurso verbal. (muchas veces este acto supone una invasión directa de contenidos inconscientes o del Ello, llamado también “lapsus linguae”. N.T.). Freud creía que estos fallos o desvíos también sugerían pistas para llegar a conflictos inconscientes. También se interesó por los chistes que sus clientes contaban. De hecho, creía que cualquier cosa que dijera el paciente siempre significaba algo; equivocarse de número al llamar por teléfono, desviarse de ruta, decir mal una palabra, suponían serios objetos de estudio para Freud. No obstante, como él mismo mencionó,  en respuesta a un estudiante que le preguntó cuál era el significado simbólico de un cigarro, el contestó que “a veces, un cigarro no es más que un cigarro”. ¿O no?.
Otros seguidores de Freud desarrollaron un interés especial sobre los test proyectivos, como el famoso test de manchas Rorschach. La teoría base de este test es que cuando se presenta un estímulo vago, el cliente lo completa con sus propios temas inconscientes. Una vez más, esto puede proveer de más pistas al terapeuta.

Transferencia, catarsis e introspección.

La transferencia ocurre cuando un paciente proyecta sentimientos sobre el terapeuta que de manera más bién tienen que ver con otras personas importantes. Freud entendía que la transferencia era necesaria en la terapia para traer a la luz aquellas emociones reprimidas que habían estado causando problemas al paciente por tanto tiempo. Por ejemplo, uno no puede sentirse verdaderamente rabioso si no existe una persona con la que estarlo. Contrariamente al pensamiento popular, la relación entre el terapeuta y el paciente en la teoría freudiana es muy cercana, aunque se establece de manera que no pueda traspasar unos límites.
La catarsis es la explosión súbita y dramática que ocurre cuando el trauma resurge. La introspección es el estado de alerta ante la fuente de la emoción o de su fuente traumática. Se alcanza la mayor parte de la terapia cuando el insight y la catarsis se han experimentado. Aquello que debió ocurrir hace muchos años y que por ser muy pequeños para lidiar con ello o porque la presión era demasiado para nosotros, empieza ahora a surgir, de manera de lograr una vida más feliz.
Freud dijo una vez que el objetivo de la terapia era simplemente “hacer consciente lo inconsciente”.


Discusión
No hay cosa más común que una admiración ciega por Freud y un rechazo igualmente ciego por él. Ciertamente, la postura ideal descansa en algún lugar entre estos extremos. Empecemos por ver algunos defectos de la teoría.

La parte menos popular de la teoría de Freud es el Complejo de Edipo y las ideas asociadas de ansiedad de castración y la envidia del pene. ¿Cuál es la realidad bajo estos conceptos?. Es cierto que algunos niños están muy unidos a su progenitor del sexo contrario y son muy competitivos con el otro de su mismo sexo. Es verdad que algunos niños se preocupan de las diferencias entre chicos y chicas y tienen miedo de que alguien les corte sus penes. No es mentira que algunas niñas también se preocupan con esto y quisieran tener un pene. Y no es incierto que algunos de estos niños retienen estas sensaciones, miedos y aspiraciones hasta la edad adulta.
No obstante, la mayoría de los teóricos de la personalidad sostienen que estas son aberraciones singulares más que universales; excepciones más que reglas. Ocurren en familias que no funcionan como deberían, donde los padres eran muy infelices entre ellos y usaban a los niños en contra del otro. Estos resultados surgen de familias donde los padres denigran literalmente a las niñas por su supuesta falla y hablan de cortarles los penes a los chicos que se portan mal. (Se ha ido demostrando a lo largo del tiempo, que los niños sufren más ante los comandos no verbales y las agresiones encubiertas, que aquellas visiblemente llevadas a cabo. N.T.). Y especialmente ocurren en vecindarios donde la más mínima información sobre la sexualidad no es bienvenida, y los niños solo reciben esa información de otros niños.
Si consideramos al Complejo de Edipo, la ansiedad de castración y la envidia al pene de una manera más metafórica y menos literal, constituyen conceptos muy útiles. Sí que amamos a nuestras madres y padres de la misma forma que competimos con ellos. Los niños probablemente sí aprendemos el comportamiento estándar heterosexual a través de imitar al progenitor del mismo sexo, practicándolo sobre el opuesto. En una sociedad dominada por el varón, tener un pene (ser varón) es mejor que no tenerlo y perder la posición como hombre provoca bastante miedo. Y el hecho de que una mujer aspire a lograr los privilegios de un hombre, más que su órgano masculino, es una cuestión razonable. Pero Freud no nos dijo que tomásemos estos conceptos de manera metafórica. Algunos de sus seguidores sí lo hicieron.

Sexualidad
Una crítica más general de la teoría freudiana recae sobre su énfasis en la sexualidad. Todo, ya sea malo o bueno, es el resultado de la expresión o represión de la pulsión sexual. Muchas personas lo critican, y se preguntan si no habría más fuerzas en juego. El mismo Freud añadió más tarde la pulsión de muerte, pero solo para convertirse en otra de sus ideas menos populares.
Ante todo, es bueno aclarar que de hecho, muchas de nuestras actividades están motivadas de alguna manera por el sexo.

 Si echamos una mirada penetrante a nuestra sociedad moderna, podemos ver como la mayoría de la publicidad usa imágenes sexuales, las películas y los programas de televisión no venden muy bien si no incluyen cierto grado de estimulación, la industria de la moda se basa en un juego continuo de enseñar y esconder y nosotros pasamos una considerable cantidad de tiempo cotidiano jugando a ligar. Pero aún así, no creemos que todo en la vida sea sexual.
Si embargo, el énfasis sobre la sexualidad en Freud no estaba basado en la gran cantidad de sexualidad obvia en su sociedad; más bien estaba basada en la intensa evitación de la misma, especialmente en clases medias y altas y particularmente en mujeres. Lo que olvidamos demasiado fácilmente es que nuestra sociedad ha cambiado bastante en los últimos cien años. Olvidamos que los médicos recomendaban un castigo severo ante la masturbación, que la palabra “pierna” era sucia, que las mujeres que deseaban sexualmente eran inmediatamente consideradas potenciales prostitutas y que los eventos de la noche de bodas de una recién casada le tomaban completamente por sorpresa, pudiéndose desplomarse literalmente con solo pensarlos.
Es crédito de Freud, no obstante, el moverse intelectualmente por encima de las actitudes sexuales de su cultura. Ni siquiera su mentor Breuer y el brillante Charcot(el médico Frances famoso por  ser el primero en aplicar  hipnosis a sus pacientes) no pudieron reconocer por completo la naturaleza sexual de los problemas de sus pacientes. El error de Freud fue más una cuestión de generalización extrema y de no tomar en cuenta los cambios culturales. Es irónico ver que muchos de los cambios culturales relativos a actitudes sexuales fueron debidos en parte al trabajo de Freud.

El Inconsciente
Un último concepto usualmente criticado es el de inconsciente. En la actualidad, no se discute que algo parecido al inconsciente juega un papel en nuestro comportamiento, pero de manera muy distinta a la naturaleza de cómo fue definido.
Los conductistas, humanistas y existencialistas defienden que a) las motivaciones y problemas atribuidos al inconsciente son bastante menos que los que promulgó Freud, y b) el inconsciente no es el gran recipiente de actividad que él describió.

 La mayoría de los psicólogos actuales consideran al inconsciente como todo aquello que no necesitamos o no queremos ver. Incluso algunos teóricos ni siquiera usan el término.
En la otra cara de la moneda, por lo menos un teórico, Carl Jung, describió un inconsciente que deja pequeño al de Freud, el Incosciente Colectivo.

Aspectos positivos
Las personas tienen la tendencia desafortunada de “pagar el justo por los pecadores”. Si no están de acuerdo con las ideas a, b y c, entonces suponen que x, y, z serán del mismo signo. Pero Freud tenía algunas muy buenas ideas, tan buenas que han sido incorporadas a otras teorías, hasta el punto de que olvidamos darle su crédito.
En primer lugar, Freud nos hizo conocer dos fuerzas poderosas y sus demandas sobre nosotros. En un tiempo donde todo el mundo creía en la racionalidad del ser humano, nos demostró cuánto de nuestro comportamiento estaba influenciado por la biología. Cuando la gente consideraba que éramos individualmente responsables de nuestras acciones, nos enseñó el impacto de la sociedad.. Cuando todo el mundo creía que la masculinidad y la feminidad eran roles impuestos por Dios, nos enseñó cómo influía en los mismos los patrones dinámicos familiares. El Ello y el Superyo, las manifestaciones psíquicas de la biología y la sociedad, estarán siempre con nosotros de una forma o de otra.
En segundo lugar está la teoría básica, volviendo a Breuer, de que ciertos síntomas neuróticos son causados por traumas psicológicos. Aunque la mayoría de los teóricos ya no creen que todas las neurosis se pueden explicar, o que es necesario aliviar el trauma para mejorar, es ampliamente aceptado que una niñez llena de rechazo, abuso y tragedia tiende a producir un adulto infeliz.
En tercer lugar está la idea de las defensas yoicas. Aún cuando nos podamos sentir incómodos con la idea freudiana de inconsciente, está claro que nos embarcamos en pequeñas manipulaciones de la realidad y de recuerdos de esa realidad para llenar nuestras necesidades, especialmente si éstas son fuertes.

 Es recomendable, aun hoy en dia lo sigue siendo,  aprender a reconocer estas defensas: el hecho de que el que tengan nombres será de gran ayuda para verlas en nosotros mismos y en los demás.
Finalmente, Freud estableció claramente una forma de terapia. Salvo para algunas terapias conductuales, la técnica fundamental sigue siendo “la cura por la palabra” y envuelve todavía la misma atmósfera de relajación social y física. Incluso cuando algunos autores no crean en la transferencia, la naturaleza altamente personal de la relación terapéutica es considerada en general como algo importante para lograr el éxito.
Algunas de las ideas de Freud están claramente atadas a su cultura y su época. Otras no son tan fáciles de comprobar. Incluso algunas podrían pertenecer más a la propia personalidad y experiencias de Freud. Pero este autor fue un excelente observador de la condición humana y mucho de lo que dijo aún tiene relevancia, tanto que Freud será parte de los libros de personalidad en los años venideros. Incluso cuando algunos teóricos vengan con nuevas teorías sobre cómo funcionamos, compararán sus ideas con las freudianas.


Lecturas

 -Sigmund Freud. Obras Completas. Amorrortu Editores.

-Freud. Una vida de nuestro tiempo. Peter gay. Paidós.

-Sigmund Freud. Un siglo de psicoanálisis. Emilio Rodrigué.
 Editorial Sudamericana. (Excelente biografía y además la primera hecha por un latinoamericano).



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Nota:

El material ha sido levemente adaptado por mi, ya que me pareció un resumen excelente y muy bien explicado de las Teorías  de Sigmund Frud.  Se mantienen algunas  citas y bibliografías del autor, Dr. C. George Boeree.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Historia de amor en el año 2012.

El arte, en sus diversas formas como pintura, música, teatro, danza, literatura nos ayuda para conectarnos con la parte más íntima de nosotros mismos.

Luego de esta introducción, aquí comienza la historia, espero que llegue al rincón del corazón que la esté necesitando en este momento…







El sueño

     El Prado estaba solitario, las sombras se movían rápido en aquel atardecer, en la plaza las hamacas eran agitadas por el viento, a lo lejos se oían las campanas de una iglesia, pasé corriendo  a través de los pinos en una carrera desenfrenada.
 Hace algún tiempo, tuve un lapso en que por un accidente de tránsito había perdido la memoria,  hasta que   empecé a recordar ya había transcurrido un tiempo considerable, una parte de mi vida quedó en el vacío, estuve algunos meses sin saber quién era, como sumergido en un largo sueño. Cuanto tiempo ha pasado...
Estuve en un lugar de recuperación, el médico tratante simplemente ordenó la internación.    Era un lugar en el que estaba aislado de otros pacientes, ahí el tiempo no parecía transcurrir. Pasado este lapso, tuvo lugar aquel encuentro largamente anhelado por mí, por fin me habían dado el alta, estuvimos un tiempo comunicados por teléfono, pero las llamadas eran controladas y duraban poco. Al salir de allí no supe dónde encontrarla, las busqué por todas partes sin éxito. Hasta que por fin aquella tarde me envió un mensaje, entonces solo quería llegar y encontrarme con ella, necesitaba volver a verla, aunque muy dentro de mí sabía que posiblemente sería una despedida. Nuestros caminos alguna vez en sintonía se bifurcaron inevitablemente hacia la nada, me preguntaba cómo había sido posible llegar a ese momento.
 Después de correr unos minutos por el Prado, en la entrada aminoré la marcha al borde mis fuerzas, casi sin aliento, el guardia me deja pasar señalándome que en media hora cierran la entrada al público. Seguí trotando un poco más adentrándome por la arboleda del Jardín Botánico. Por fin la pude ver. Ella estaba en el lugar de la fuente que tanto le gustaba, alrededor todo me parecía bello, los árboles con su color otoñal, el pasto húmedo, se la veía radiante y muy  feliz, lágrimas inconscientes rodaban suavemente por mi nariz hasta la boca, con respiración agitada me acerqué. Desde la separación muchas cosas habían cambiado en mí, al verme llegar simplemente sonrió y dijo:
-Hola Sebastián… bienvenido a la vida...
....................................................................................

     Aquella mañana desperté sudoroso y algo agitado, la imagen del sueño había sido perturbadora, sentía que me faltaba el oxígeno, asfixiado di un empujón a la ventana, entró una brisa fresca, el día se mostraba soleado y hermoso, el aire del mar me llenó los pulmones, miré al horizonte y entonces recordé al pescador que iba todas las mañanas a la escollera. El viejo muelle era su lugar, rodeado por el coloso de granito rosado que es  la rambla de Montevideo, sentado en las rocas decía que la pesca era su meditación, pensé que tal vez me haría bien hablar con él, tenía un don, era vidente o algo así y mucha gente lo consultaba, pero a la mañana prefería la soledad de la pesca. Me llamaba la atención su amistad con las gaviotas, lo asediaban y el las alimentaba mansamente.






Esa mañana eran muy abundantes lo cual llamaba la atención. Al verme llegar no pareció sorprenderse.
-Hola Seba - saludó amablemente - Es bueno que estés acá, justo me estaba acordando vos, te esperaba.
_Bueno… gracias- dije titubeando al tiempo que me acomodé en una roca, un poco intrigado estuve un buen rato sin moverme  mirando el agua.
-Es bueno hacer algo lento para pensar y buscar tranquilidad- dijo mientras tiraba de la caña y sacaba un pejerrey-  Pareces un poco triste. ¿Seguís yendo al grupo?
-Ahora dejé un poco, vengo tocando fondo, tengo problemas don Vicente...
-¿Qué te está pasando?- Me preguntó a la vez que volvía a tirar la línea.
-No entiendo a las mujeres- Le respondí
-Bueno compañero, a lo mejor estás hablando de una y no de todas.
-Sí,  es que tengo problemas con mi compañera.   A veces creo que no es lo que yo quería para mi vida. Aunque pienso mucho en ella y…
-Y ¿no estarás pensando en ella como una pertenencia, un objeto más en tu vida en vez de  como un ser independiente de vos?
-Bueno pero de hecho yo la quiero, es mi chica.
-Y si hablamos de amor, ¿Crees que el amor es un sentimiento egoísta?
-No, creo que no, no el amor no puede ser un sentimiento egoísta, ¿o… si?
-Bien, ¿y no te parece un poco posesivo hablar de ella como  tu chica?
-Es que no lo entiendo de otra manera.-Alcé la vista y vi que las gaviotas nos empezaron a rodear.
-El grupo lo dejé.
-¿Y qué pasó?
-Fue un día de terror, nada me parecía estar bien, discutí con Paula, discutí en mi trabajo, y me peleé con el coordinador del grupo.
- ¿Y a que se debió?
-Si estaba, “sacado”, en cuanto al  grupo no podía entender que en la  terapia hubiese celos, envidia, competencia, no aguanté y se lo dije en la cara, no me la doy de “superado” pero ya me venían fastidiando.
-Y no le ves alguna solución, tal vez puedas aportar algo,  en vez de enojarte tanto, estamos en un camino de aprendizaje y todos tenemos algún conflicto que resolver, y  que pasó con Paula.
-No veníamos muy bien y se largó, se fue sin decirme nada, no sé dónde está es un misterio.
-¿Está desaparecida?
-Lo único que sé es que no la secuestraron, sus padres dicen que está bien, pero que no podían decirme más nada, y no atiende el celular, ni responde los mensajes.
El día estaba soleado, el sol brillaba sobre el agua, la pesca siguió, Vicente alimentó a “sus” gaviotas que no se apartaron ni un momento, las olas empezaron a agitarse, yo estaba como extasiado mirando el mar, de pronto me palmeó el hombro y dijo:


-Cuando llegaste diciendo “tengo problemas, no entiendo a las mujeres”, vimos que estabas generalizando mucho. Es un conflicto de enamorados, que hay que resolverlo y no es un asunto menor, pero calma no es el fin. Al hablar posesivamente, esa creencia origina tu problema. Pero no te preocupes la mayoría de la gente piensa así. ¿Qué pasó en el grupo?
-Ya veníamos mal, pero esa noche la discusión empezó por el calendario Maya.
-¿Por la Profecía?
-Sí- Miró al horizonte, el día estaba hermoso, el sol brillaba, el color del agua era de un azul espectacular.
- Yo creo que se están tomando muy livianamente ese asunto.
-¿Viste la película, 2012, que te pareció?
- El fin del mundo no es algo para bromas.
-¿Crees literalmente que es el fin?-la voz me tembló un poco.
-Llevo algún tiempo estudiando el calendario, las figuras, estoy seguro que se viene algo muy grande, no sé exactamente si el fin o que cosa, pero se avecinan cambios drásticos. De algo sí estoy muy seguro: En tiempos remotos fuimos visitados por seres de otra Galaxia, algunas civilizaciones  tuvieron contacto con ellos, ya que disponían de una tecnología que hasta hoy no conocemos, nunca te has preguntado ¿cómo hicieron para transportar esas enormes rocas y levantar obras tan monumentales?
-¿Como las Pirámides? Escuché interesantes teorías sobre  las líneas del desierto de Nazca.
-Si, también los mayas levantaron enormes Pirámides. Se calcula que algunos  bloques de piedra van de 400 a 2000 toneladas, y están ensamblados con una perfección tal que en las uniones no pasa el filo de una Gillette.
-Si muchas veces me lo pregunté, creo que es un gran misterio.
-Sigue siendo un enigma ¿Y por eso fue la discusión?
- Fue la gota que derramó el vaso.
Simplemente respiró y dijo:
-Bueno, aún no es el fin.
-Es un gran dilema.
-Y qué dices de Paula, que piensas que le pasó  a ella?
-No lo sé, la última vez que  hablamos la noté algo extraña, rara.
-¿En qué te pareció rara?
-Estaba como ausente, tenía dibujado un lunar en la frente, y su ropa era de lo más exótica, no parecía la misma, me sorprendió un poco, me dijo algo   del desapego pero no entendí si se refería a las cosas materiales o a nuestra relación. ¿Qué te parece?
-Para mí el desapego no es desinterés ni abandono de las cosas-aseveró Vicente- Quizás tenemos que dejar atrás esa actitud de  “yo te amo para que me ames”, “yo te amo si me das algo a cambio”, que es un modo de manipular y negociar sentimientos, gran parte de las personas viven así.
-¿Pero eso no es cosa de monjes? –Pregunté algo apabullado.
-Bueno, no se trata de  encerrarse en un templo y renunciar a todas las cosas materiales, básicamente es dar sin esperar recibir, sin esperar un resultado por lo que estamos dando.
-¿Crees que el amor debería ser así, no es un poco idealista eso?- Y lo miré porque me pareció que le causó gracia mi comentario- Un poco tal vez, que se yo.
-Difícil entenderlo y aplicarlo en una relación de pareja-contestó- es más factible en el amor de padres a hijos, en el evangelio hay unas sabias palabras, una de ellas es: “vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a sus hijos”.
-Sí pero no entiendo muy bien...
-Es como la ley de atracción, lo que damos es lo que nos vuelve, y la mayoría de las  veces multiplicado.
-¿Se trata del Karma?
-Se trata de tu vida y de ser feliz

Pasamos el día allí, almorzamos en el lugar, volvimos al atardecer.
Esa noche no pude dormir.
Al día siguiente volví a la rambla.
Me acerqué al lugar donde estaba Vicente que se alegró al verme.
Aquel día la pesca era abundante, las gaviotas estaban por todas partes, después de un rato sin hablar me animé y le dije:
-Creo que ya sé quién soy.
-¿Qué...?
-¡Que ya sé quién soy!
-¿Cómo...?
Tal vez no escuchaba por el ruido de las olas
-¡Sé quién soy!-Grité, y acercándose preguntó:
-Estás seguro, ¿Y quién sos?
-Me veo por dentro y descubro que soy lo que otros han hecho de mí,...
-¿Ah sí y desde cuándo?
-Desde que nací...
-Explícame un poco...
-Desde que nacemos nos marcan un futuro, luego nos indican el camino que tenemos que tomar, a través de los primeros años nos van moldeando como arcilla blanda.
-¿Crees en Dios?
-Sí creo, y también nos inculcan la forma de creencia, en fin pienso que he sido formado a imagen y semejanza de la sociedad y sus modelos. Últimamente estoy desconfiando mucho de la historia.
-¿Y por qué esa desconfianza?-
Seguramente él ya lo sabía pero quería oírlo de mí así que respondí con otra pregunta:
-¿Acaso lo que en ellas hay no es sólo la historia que algunos nos contaron del mundo y de cómo deberíamos comportarnos en él, la historia de los ganadores?
Esperó unos minutos para hablar, acomodó la caña, miró  el paisaje, luego de tomar un mate por fin habló:
-Al empezar el camino todos, de una forma o de otra, nos  cuestionamos la vida que venimos llevando, creo que resolviste parcialmente la primer incógnita pero, falta un detalle-.y dijo mirando al horizonte-Que somos más que el personaje que decimos ser, la pregunta “¿Quién soy?” va más allá de eso, va a la esencia del ser.
-¿Por qué puedo ser más que el personaje?
-¡Ah porque podes salir del rol y cambiar de personaje! Podes ser escritor, actor, músico, periodista, jardinero, electricista, albañil, hijo, padre, pero todas esas cosas solo hablan de algunos roles que podemos desempeñar en la sociedad y no se refieren a  la esencia del ser que está en nuestro interior.
Pasó la tarde, llegó la noche, regresé solo a casa. Ya acostado reflexioné sobre el último encuentro que tuve con ella; recordé aquel sueño extraño que tuve varias veces: La imagen  se parecía a Parvati, una diosa hindú, estaba brillante en todo su esplendor y su luz iluminaba toda la habitación, la miré y un poco asustado quise caminar hacia ella como para tocar su manto, a medida que me  aproximaba me sonreía, me extendió su mano, detrás había una fuente rodeada de árboles que por alguna razón me parecieron muy familiares, y la bruma tendía un manto blanco sobre el lugar,  fueron unos minutos de respiración cortada... cuando por fin la alcancé me di cuenta que solo era un cuadro que estaba sobre la pared.



Cuando me repuse, busqué en la agenda el número de Vicente.

-Me gustaría saber si ese sueño significa algo, varias veces seguidas estoy soñando lo mismo y estoy un poco asustado.

Me dio unas palabras de aliento y me dijo que estaba viajando a México, ya estaba camino al aeropuerto  pero que esta mañana, me había a dejado un libro que había encontrado en unas ruinas indígenas, me recomendó que lo lea de vez en cuando, que le había sido muy útil y ahora sentía que me iba a hacer bien tenerlo
- ¡Cuídamelo que es un tesoro, si podes ir ahora, te lo dejé en el lugar de la pesca, lo vas a encontrar en el hueco debajo de la piedra grande, tranquilo que va estar allí hasta que llegues.
-Pero como sabías que…
-¿Que que me ibas a llamar?, no te preocupes, ten confianza.


El libro
-“Ten confianza”- repetí mentalmente- pero… ¿de qué se trata? Escucha…- entonces cortó y no pude seguir hablando. Salí en seguida un poco intrigado y empecé a caminar varias cuadras calle abajo hasta la rambla. Al llegar vi que el lugar estaba rodeado por un manto blanco de gaviotas que posaban allí, empezaron a sobrevolar el sitio cuando me iba acercando pero no se alejaron mucho, llegué a la roca donde Vicente pescaba, bajé la vista miré por el hueco y allí estaba, enseguida pude notar que no era  un  libro común. Tenía unas tapas de cuero algo gastadas, y unos pliegues especiales, no pude contenerme y lo abrí: al hacerlo vi en su interior unas hojas amarillentas plegadas en forma de “biombo” como si fuera una especie de mapa de una textura especial, delicada pero firme a la vez, el papel contenía unos dibujos extraños como jeroglíficos,  al pié de cada página había unas anotaciones en  las pequeñas letras manuscritas, acerqué la vista para tratar de leer las inscripciones:








La luz de Dios no discrimina,
y tampoco la nuestra debe hacerlo.

La lluvia cae sobre  malas hierbas
 igual que sobre las flores,
y el sol brilla en las cárceles
igual que en los templos.

No hay un único camino,
una única declaración.
La luz que brilla para todos
La encontrarás al final del camino
Que hoy empiezas a recorrer
Tranquilo, llegarás, ten confianza:

Las manos me temblaban y el viento de la rambla me incomodaba un poco la lectura. Volví a cerrar el libro y miré para todos lados como buscando una explicación. Empecé a caminar sin rumbo pensando en esas palabras: “La luz que brilla para todos…ten confianza”. De pronto miro y veo que estoy  en la Plaza Gomensoro, allí donde hay un tablero de ajedrez gigante dibujado en el piso y los escolares juegan torneos. Me senté debajo de un árbol y eché un vistazo el mar. Me pregunté si me encontraba soñando o estaba frente a un nuevo misterio. Volví a abrir el libro, era un manuscrito, las tapas eran de cuero, parecía un antiguo códice azteca o maya. Entonces recordé la conferencia a la que asistí unos días antes, acerca de la historia del pueblo Maya, una breve exposición sobre los megalitos y sobre lo que ahora parecía tener entre mis manos:
“Los códices mayas prehispánicos que se conocen proceden de la península de Yucatán (ss. X-XVI). Se vienen  estudiando a partir de 1910, los investigadores determinaron que fueron hechos mediante un proceso que usaba la corteza interna de una variedad del árbol del higo, mejor conocido como amate; entonces esto se trataba con una capa de algo parecido a la cal sobre la superficie, sobre las cuales se escribió con pinceles y tinta. Los Códices fueron escritos en tiras largas de este papel y fueron doblados en forma de acordeón.

El sol brillaba, la gente iba y venía hacia un lado y otro del enorme empedrado, me acomodé más hacia la sombra, las manos me sudaban y empecé a temblar, no podía creer lo que tenía frente a mí, y que Vicente me lo dejara de esa forma tan descuidada diciéndome simplemente que tuviera confianza y que me haría bien leerlo de vez en cuando. El peso de la historia de pronto parecía aplastarme con  las  toneladas de esos enormes megalitos, parecían cobrar vida esos pliegues que se abrían entre mis manos, bajé la vista y traté de concentrarme en lo que podía leer, en las pequeñas letras al pie de los dibujos:
Cuando caen las barreras,
 todas las flores pueden florecer juntas
en un jardín de esplendor sin igual,
un paraíso terrenal.
Todos somos seres divinos.
Hace miles de años que lo sabemos,
 pero nos hemos olvidado.
Y para volver a casa…
 tenemos que recordar el camino.





Escuela de perfección

Me encontraba debajo de aquel árbol al otro lado de la rambla de Montevideo, de pronto me vino como una ensoñación y casi no podía mantener los ojos abiertos, empecé a sentirme cada vez más liviano, instantáneamente sentí que me salí de mi cuerpo físico, empecé a flotar en el aire, al principio fue una elevación gradual, pero de repente la velocidad se incrementó, me vi como atrapado en un remolino, parecía estar entrando en otra dimensión del espacio, llegó un momento en el que tenía que emplear toda mi concentración para forzarme a seguir por lo que sentía como una membrana elástica y pegajosa, sentía que estaba alcanzando otro nivel de percepción y al mirar hacia delante me sentí fuertemente atraído por lo que parecía una luz al final de un túnel. Cuando abrí los ojos me encontraba en un  lugar inmenso, algo así como un templo, pero no podría definirlo bien, mis ropas eran orientales, estaba de túnica y sandalias, apareció un niño que se acercó y empezó a jugar haciendo piruetas delante de mí y demostraciones de levitación, parecía muy feliz, en ese momento pensé que tal vez aquel pequeño ser estaba tratando de enseñarme algo mientras daba vueltas en el aire. Aparté la vista de él y mire el entorno, había mas gente alrededor que no le daba importancia al niño. De pronto aparece alguien con vestiduras sacerdotales y desde un rincón comienza a proferir palabras con una fuerte entonación como de  autoridad.
-Sean todos bienvenidos a la escuela de la vida, aquí no hay un método preciso para aprender, algunas veces basta con prestar atención otras, aprendemos en base a errores repetidos.
Aquella figura sacerdotal me pareció algo familiar, pero no pude definir bien su rostro, después de una pausa continuó diciendo:
-A todos los seres en algún momento de sus vidas se les permite pasar por este lugar, es un espacio-tiempo para el aprendizaje, un descanso en la escalera de la vida.
Aquí alrededor nuestro hay personas que están felices y otras que están sufriendo, algunos creen estar en el paraíso y otros en el infierno, pero están aquí en el mismo lugar que han creado. Para ustedes esta es una escuela y vinieron a aprender sus lecciones para la próxima vida, el desafío será recordar...” La imagen fue haciéndose cada vez más pequeña, de repente no había nada. Luego me encontraba flotando por encima de mi cuerpo físico que estaba dormido, en el cual volví a ingresar suavemente.
“El desafío será recordar” esas palabras quedaron resonando en mi mente.
Cuando desperté todavía me encontraba debajo del árbol en la plaza Gomensoro, abrazado al libro, por un momento sentí un escalofrío por el cuerpo así que me levanté y me dispuse a caminar tan rápido como pude.













Ya en la tranquilidad de casa me preparé un café  con unas tostadas. De tanto en tanto miraba el libro. Encendí un poco la televisión, traté de concentrarme en las noticias pero no podía. Entonces corrí hasta el teléfono, busqué en la agenda el celular de Vicente, marqué el número y me quedé esperando, sonó varias veces, hasta que por fin siento su vos, del otro lado de la línea se escuchaba mucho ruido de fondo-Hola te dejé un mensaje, estoy en viaje.
-         Vicente, necesito una explicación, ¿que este libro?
-         Bueno pues me alegro que ya lo tengas en tus manos, como te habrás imaginado es un viejo códice maya, ha sido una guía en mi camino pues.
-         ¿Tú hiciste las traducciones?
-         No, las hizo un viejo amigo arqueólogo, cuando llegó a mis manos no sabía lo que era, lo encontré en las ruinas del monte Alban ¿has oído hablar de ese lugar?

-Sí es un lugar muy turístico de México, todavía hay  algunas ruinas mayas.

-Exacto, también se la conoce como "Montaña Sagrada".

-Mi respiración se hizo entrecortada mientras seguí escuchando  a Vicente.
-Se sabe de la historia de la región que hace 4,000 años, un grupo de gente de no conocido origen se mudaron a los valles de Oaxaca. Entonces, alrededor del 500 AC un nuevo grupo de gente, los zapotecos, se mudaron a la región. Uno de esos grupos comenzaron la monumental tarea de nivelar lo alto de una alta montaña de 1,600 metros de alto que intersecta y divide tres valles, y de construir Monte Albán con un laberinto de pasajes subterráneos, cuartos, drenaje y sistemas de almacenamiento de agua.
-¿Me podes decir algo más del códice?
    -Los códices fueron creados para conservar y transmitir determinados aspectos de la tradición cultural; establecer una adecuada y periódica comunicación con las potencias que habitaban otros niveles del Universo; facilitar a los sacerdotes la correcta ejecución de los rituales y la enseñanza de las doctrinas cosmológicas, y afectar la marcha de los acontecimientos sociales e históricos...
- ¿Escucha no entiendo bien, que voy a hacer yo con un códice?
-Calma, se dice que el libro poseía la eficacia de una fórmula mágica pronunciada en momentos precisos. Otorgaba ciertas cualidades y prestigio a una categoría de personas, pues era atributo de ciertos sacerdotes, nobles o sabios. Mantenía viva y actuante la memoria étnica, al igual que lo hace el Corán o el Talmud. Presagiaban el destino de las personas de acuerdo a la fecha de nacimiento, su temperamento e inclinaciones, por lo que decían los trabajos que debían de hacer.
-Yo conocía la historia de Champollion, su travesía hacia las Pirámides en la época napoleónica, y como tradujo los jeroglíficos egipcios gracias a la famosa Piedra de Roseta, pero nunca supe de una traducción de los códices mayas.
Del otro lado de la línea se oyó un ruido como de una ráfaga de viento y se cortó la comunicación. Me quedé pensando unos momentos en la conversación, todo esto empezaba a serme cada vez más raro, sobrenatural.
Las manos me empezaron a temblar, tomé el libro entre mis manos que me parecía cada vez más pesado, me lo llevé a la cama, me recosté, puse almohada doble, encendí la portátil  y lo abrí con mucho cuidado, el papel parecía muy resistente para ser algo tan antiguo. El ruido de las hojas al desplegarse parecía dotarlo de vida propia. Seguí leyendo:
Hay grandes verdades, belleza y sabiduría
en todas las tradiciones religiosas.
No es necesario que abandonemos nuestra tradición.
Al fin y al cabo, unas prefieren las rosas,
y en cambio a otros les gustan más
 las flores silvestres o los girasoles.






De pronto comencé a sentirme muy relajado y liviano, un cansancio profundo se apodera de mí, cierro los ojos y diviso  como una luz al final de un túnel, me siento tan liviano que me parece estar subiendo hacia el techo, parece como si una fuerza me elevara y yo simplemente me dejase llevar hacia arriba, parezco  atravesar el techo hacia el cielo, estoy flotando en el aire puedo sentirlo. Comienzo a viajar por el espacio que parece contraerse por una fuerza inexplicable, todo da vueltas a mi alrededor como en un remolino gigante, es una como fuerza que todo lo somete pero que a la vez es relajante, no siento miedo, parece que estoy viajando hacia un lugar desconocido, todo se aleja de mí, no siento frío ni calor, solo una brisa y de pronto la marcha se detiene, me parece escuchar una suave música entonces abro los ojos, el paisaje no me es familiar, hay una bruma alrededor que todo lo envuelve pero ya no estoy  acostado sino con los pies en la tierra, los árboles me parecen extraños, con enormes ramas que tocan el suelo, comienzo a dar pasos lentos, me siento muy liviano mis pies apenas  palpan el suelo casi puedo flotar en el aire, de pronto la veo a ella.
Es  la imagen de Parvati, con el niño dios en brazos, me recuerda a la virgen María con el niño Jesús. Estaba solo en aquel lugar, y vuelvo a pensar en el misterio de la vida y del nacimiento, me acerqué más y pude ver que su rostro se transfiguró al de alguien que me era muy familiar, ¡No puedo creerlo, sos vos!- exclamé y corrí hacia ella, esta vez sabía quién era,  tenía que alcanzarla pero mis pasos eran muy lentos y no podía avanzar, entonces de la desesperación grité, grité su nombre hasta mas no poder, no era Parvati, era ella, mi compañera, mi amor.  El ruido del despertador me asustó aquella mañana, y comencé a dar vueltas, acostado en la cama traté de volver al sueño.
Hice fuerza para dormir y me volvía quedar dormido, aquella fuerza pareció elevarme nuevamente, si me sentí liviano nuevamente y pude volar, arrastrado como en una vorágine parecía estar en el cielo, de pronto al abrir los ojos divisé un  sitio en el horizonte que me pareció deslumbrante, algo semejante a un diamante que flotaba y que estaba rodeado por unos seres que parecían ángeles y a coro de voces me decían que aún no estaba listo para regresar allí, que no me era permitido avanzar más.





            



A la tarde salí a caminar solo, el horizonte estaba poblado de nubes... tal vez no sea consciente de lo mucho que se puede aprender en cada situación, pero creo que  alguien o algo aquí me está enseñando algo. Por alguna misteriosa razón ese extraño libro llegó a mis manos. Era una tarde de sábado, caminaba por el parque hasta llegar a un lugar solitario, allí cerca, estaba  la rambla en todo su esplendor, el viento movía el agua contra las rocas eternas de la orilla,. Seguí caminando y llegué a una plaza donde había chicos que se columpiaban en unas hamcas, que curiosamente pendían de unos árboles de hojas amarillas.
El crujir de las hojas al caminar es un signo del cambio de estación. Cambia... todo cambia... el rocío moja el suelo, el suelo humedece los pies,  los pies se  sienten fríos...
El humo de las chimeneas de las casas se entrevera con la niebla; caminaba acordándome del sueño, cerca de allí una mujer paseaba con dos niños de la mano, al otro lado una pareja recostada sobre un lienzo debajo de un árbol, pasó volando bajo una garza tan dócil y tan bella, en el centro del prado había un pequeño lago casi transparente a orillas del cual me siento a leer:




Cuando caen las barreras,
 todas las flores pueden florecer juntas
en un jardín de esplendor sin igual,
un paraíso terrenal.








Otra tarde, en el Prado. Todas las cosas que me rodeaban, los árboles, la hojarasca, la niebla, el agua, una glorieta de rosas, el banco, las sombras de la tarde, el perfume del aire, me parecían insinuar aquella imagen,  no logré rescatar de la memoria nada más.
La muchacha con la que compartí una parte de mi vida al igual que aquel sueño se había esfumado misteriosamente, su paradero me era desconocido. Había buscado en cajones, pero no encontré ni las fotos que nos sacamos,   simplemente se fue sin dejar rastro, en aquellos días mi vida era un rodar de aquí para allá, su figura era un lejano y breve recuerdo, como un cuadro  en el que vemos un pequeño instante detenido en el tiempo,  sin saber el antes y el después, la imagen congelada de una fotografía que no tiene fondo.
El  otro día, para mi sorpresa escuché su voz cuando dejó un mensaje en el contestador:
-... la serenidad de Aceptar las cosas que no podemos  cambiar…
Viene del valor que tengamos para cambiar aquellas que podemos,
Y la experiencia que vamos adquiriendo nos da Sabiduría para  reconocer la diferencia de cuando podemos y cuando es mejor dejarlas ser....

Y no dijo nada más... Pero, esas palabras me parecieron geniales, inspiradas sin duda en una  plegaria que me resultaba familiar... creo que en la Oración de la Serenidad, que empleaban algunos grupos.


Llegué a casa, volví a escuchar la cinta, entonces llamé a un amigo y averigüé la dirección de varios grupos de autoayuda y meditación...



La tarde siguiente, luego del trabajo, comencé la recorrida. Visité algunos grupos esa semana. La mayoría funcionaba en la sala parroquial  o en el salón de  clase de algunos Colegios. 
Pasó un tiempo hasta que me animé a participar en una reunión. Observé como era. Cada uno hablaba de sí mismo y contaba su experiencia de vida. Había turnos para hablar, y cada cual hacía una especie de catarsis emocional.

Una noche al conversar con uno de los encargados o “padrinos” me enteré que ella frecuentaba el grupo y que había “ascendido” ya no era más una enferma emocional, como se llamaban a sí mismos los integrantes de la terapia. No es muy común que se declare abiertamente algo así, ya que el funcionamiento es en base a la pertenencia al grupo de por vida, pero ella era un caso especial. En otras reuniones logré sacar algunos datos más y, según me dijeron, daba claras muestras de superación, incluso decían que estaba más allá del bien y del mal,  decían que era algo así como una santa en vida ,algunos comentarios me parecían de carácter hagiográfico. Por razones éticas, no podían darme su dirección actual ni su teléfono, pero uno de los “padrinos” me dijo que se fue con los Hare Krishna. Cuando comenté que fuimos pareja y, que tuve  un “accidente” , perdí la memoria, y no la volví a ver, sencillamente no me creyeron, seguramente nunca mencionó mi nombre en la comunidad. Entonces me puse a pensar en lo transitorias que son todas las cosas “Estamos de paso” expresa el dicho popular.  ¿De paso hacia dónde? La vida a veces se asemeja a un tránsito de doble vía: como de ida y vuelta.
Y la vida da vueltas, muchas vueltas…








Un sábado por la tarde, cruzo la por la  orilla del río Santa Lucía, paso por la reserva ecológica, atravieso el puente viejo varias veces,  pensando:
Existe un fenómeno, por así llamarlo, que nos diferencia de las cosas inertes, por ejemplo, hace un rato cuando observé el trabajo de una persona al  manipular un paquete para llevarlo de un lugar a otro, medité en cuanto a esto, cualquier objeto material cuando es trasladado por un artilugio, un brazo mecánico, una palanca, un autómata, algo que en el mundo físico ejerza un movimiento o una fuerza, el mismo es sutilmente distinto del que puede realizar el brazo de un ser vivo, que al parecer le imprime otra cosa al objeto que toca, un alo vital, un espíritu, quizás la intención o algo que no se puede determinar asimismo; tal vez se puedan explicar esos casos de cuando una  máquina al ser accionada por otra mano, tiene otro rendimiento, de acuerdo a la persona, el mecanismo responde de otra manera y parece cobrar vida.
¿Es quizá una huella de lo que llamamos alma o espíritu, es quizás la esencia que nos diferencia de los objetos inertes?

Volví a pensar en ella. Sabía que estaba viva, oí su voz en el contestador y a pesar de usar palabras impersonales y distantes, la reconocí al momento. Me viene de vez en cuando una imagen recurrente: Ella vestida con ropas de Hare Krishna lista para subir a un autobús que la llevaría lejos.

Distintas corrientes filosóficas plantearon variados conceptos acerca del sentido de la vida, aquí estamos transitando un camino, un sendero que no sabemos hacia dónde nos lleva. Así como aquella tarde no supe donde me llevaría el camino aquel por el cual partí raudamente, luego de la discusión.
Traté de recordar los detalles: tomé  el camino de siempre, por Bulevar España hacia el centro, llegué a un cruce, no reparé en los semáforos, miré a los la­dos mecánicamente, vi que pasaba un coche, pero también vi que estaba a una distancia “segura”. Aun así, fui alcanzado, quizá por una moto que intentaba adelantar a aquel coche y que esta­ba fuera de mi campo de visión.
Creo en las señales; todo había cambiado por completo: lo que tenemos que aprender está siempre delante de nuestros ojos, basta con mirar alrededor con respeto y atención para descubrir un camino nuevo, y el paso más acertado que debemos dar después; ese paso no fue el acertado, en un segundo vi como un gran destello de luz cual si fuese un relámpago en plena tormenta:
El suelo pareció moverse hasta dar un giro completo, pude fijarme en algunos chispazos de luces a mi alrededor Recuerdo la sensación de desconcierto, el viento caliente parecía zumbar en mi oído junto con el ruido de una explosión  en la distancia; luego todo se oscureció.                  
Me vi empujado a gran velocidad hacia un agujero negro, donde podía distinguir una luz al final. Antes de llegar allí, unas manos invisibles tiraron de mí hacia atrás con gran violencia, y desperté con voces y gritos a mi alrededor; no debió de durar más que unos segundos. Sentí el sabor de la sangre en mi boca, el olor del asfalto mojado, y entonces me di cuenta de que había sufrido un accidente. Luchaba por mantener la conciencia, lo intenté pero no podía  moverme. No sentía  dolor lo que me preocupaba más aun, a lo lejos oí una sirena, alguien me pedía que estuviese tranquilo, asegurándome que no me iba a morir. Quería creer en esas pala­bras, quise saber quién era y que  se quedase más tiempo a mi lado, pero al cabo de unos instantes solo oía ruido, tenía un zum­bido horrible en mis oídos: el resto era silencio y oscuridad completa.
Cuando desperté ya estaba en el Hospital, no sé cuánto tiempo pasó hasta que la luz finalmente llegó a mis ojos, sentía mucho frío y el cuerpo me temblaba, una mano suave tocó mi cabeza, un rostro que parecía candoroso secó el sudor de mi frente:
–No se preocupe –dijo alguien  de cabellos castaños, ropa blanca y voz femenina.
–Heridas generalizadas. Si le traigo un espejo, se que­dará horrorizado con su aspecto, pero se le pasará en unos días.
Intenté levantarme, ella no me lo permitió. Enton­ces sentí un dolor punzante en la cabeza.
–Ha sufrido un accidente, el dolor pasará pronto.
–Por favor no aguanto –dije con esfuerzo–mi cabeza está punto de estallar.
Aparecieron dos enfermeros y me pusieron en una camilla. En eso noté que llevaba un aparato ortopédico alrededor del cuello.
–Tendrá que llevar este colla­rín durante algún tiempo, le incomodará un poco al principio pero es necesario, nunca se saben las consecuencias de un golpe en la cabeza.
–¿Cuánto tiempo, no sé ni dónde estoy?
Nadie respondió.
Aquel cortejo siguió por el pasillo del hospital: ella, dos enfermeros que empujaban la camilla y yo que no sabía ni quien era.
 La cabeza me dolía cada vez más.
–Enfermera, la cabeza...
–No soy enfermera, soy doctora, estamos esperando a que llegue alguien de su familia. En cuanto a la cabeza, no se preocu­pe: por un mecanismo de defensa, el organismo cierra todos los vasos sanguíneos en el momento de un accidente para evitar he­morragias. Cuando percibe que ya no hay peligro, vuelven a abrirse, la sangre vuelve a correr, y eso duele. Nada más. En cualquier caso, si quiere puedo darle algo para dormir.
–Doctora, si por favor quiero dormir, no puedo aguantar el dolor.
Ella le dijo algo a uno de los enfermeros que empujaba la ca­milla, se fue y volvió luego cuando ya estábamos en la habitación. Sentí un pinchazo en el brazo y, en seguida, me que­dé dormido.

Cuando desperté, quise saber exactamente qué había ocurri­do, otro médico ya ha­bía llegado, y me lo confirmó: Había sido atropellado por un auto: el que conducía se había hecho cargo de mi traslado al hospital, Según la investi­gación policial hecha justo después del accidente, yo había cruzado un semáforo en rojo según la declaración de algunos testigos, poniendo en peli­gro mi vida y la vida ajena.                  
Aparentemente yo era el culpable de todo, pero el conductor del auto había decidido no poner ninguna denuncia. En el momento del accidente llevaba casco, y eso disminuía mu­cho el riesgo de sufrir algún daño en el cerebro.
–¿Dígame Doctor estoy aquí desde hace más de un día?
–Hace cinco días. Pasó a cuidados intermedios pero estuvo en el CTI, la doctora me llamó solicitó permiso para su traslado. Como creo que ha estado mejorando, aunque muy  lentamente, lo cambiamos de sala.
–¿Y qué me puede pasar ahora?
–En principio, dos días más en cuidados especiales para ver como evoluciona.
-¿Tendré que con este aparato en el cuello?:
- Si deberá llevarlo unos cuantos días más.






Mensajes de Amor

Ella, como si fuese una médium, me mantenía enganchado con un invisible hilo psíquico. A veces se aparecía en sueños y otras me sentía atrapado en una pesadilla, como hipnotizado...
Ya había descifrado parte del mensaje del contestador: la oración de la Serenidad me hizo conocer su pasar por los grupos de autoayuda, cosa que ignoraba por completo, jamás me lo dijo... o por lo menos no lo recordaba, parecía que un aura de mística rodeaba toda la situación.
Con el pasar de los días y las caminatas por la peatonal Sarandí y la rambla, comencé a repensar las cosas...  

Estar feliz es un momento, ser feliz es un estado de ser prolongado, aunque la felicidad nunca es plena y completa.

Quizá fue lo  que intentó decirme en nuestra última conversación...
En ese lapso tuve otro sueño cargado de mística:

Nos hallábamos en un bosque, ella era como un hada,  estaba hermosa con su vestido blanco y un cinturón de gemas, a su lado una cesta y un pequeño cervatillo, nuestras  vestiduras eran de una época antigua, mis ropas eran de guerrero y  a nuestro alrededor había más gente,   de pronto me hallaba inclinado delante de ella, esperaba recibir un fruto de sus manos, los demás guerreros comentaban que era el fruto de la sabiduría y la vida, como en una antigua leyenda, no pude  decir una palabra, estaba como en un éxtasis, aunque era consciente de que estaba soñando no  quería empañar aquel bello momento con preguntas o reproches, luego se desvaneció  aquella escena y desperté.






















Aquella tarde volví a caminar por el Prado, el sendero de pedregullo que bordea el costado del agua esta desierto, a lo lejos el humo de hojas otoñales que  provienen del caserío distante, tomaba formas inesperadas que  se sucedían como símbolos, como si a través de él pudiera leerse un mensaje codificado... antiguamente el humo blanco era un  medio para comunicar señales a distancia, simplemente había que interpretar el lenguaje...
En ese ínterin suena el celular, abro el mensaje y valla sorpresa, el tiempo parecía detenido, volví a ver  el mensaje de texto, creo distinguir el lugar, sí era el Jardín Botánico, y entonces, empiezo a correr hacia allí. Cada vez más deprisa, como queriendo alcanzar el tiempo, corrí con todas mis fuerzas, como nunca corrí en mi vida, como nunca volveré a correr, las calles estaban desiertas, el parque vacío, mi corazón late muy fuerte, siento un nudo en la garganta, sigo cada vez más deprisa, las pulsaciones aumentan.
Entretanto recordaba, corría, corrí tan fuerte como pude, al llegar casi tropecé en la entrada con el guardia, me miró extrañado y me señaló su reloj.
-En quince cerramos- Entré casi sin aliento y al borde de mis fuerzas.
No me importaba solo quería llegar al lugar, seguí corriendo, aminoré la marcha.
Allí estaba ella, de túnica blanca, con la cabeza rapada, y un lunar en la frente.
Me acerqué y la abracé tan fuerte como pude.
Permanecimos así unos minutos,  nos sentamos frente a la fuente. El sonido del agua,  el aroma a incienso, la bruma parecía envolvernos en un ambiente mágico.
El lugar estaba  tranquilo y despejado.
Pasaron unos minutos de silencio, de pronto ella sacó una especie de flauta de su morral y comenzó a tocar una melodía. Después dijo tomándome de las manos:

       

-Meditación y medicina tienen la misma raíz, la medicina cura el cuerpo, y la meditación cura el   alma y también sana el cuerpo en ocasiones, porque somos un todo y no podemos separar una cosa de la otra, simplemente somatizamos emociones.
-¿Cuánto tiempo pasó, cómo estás, que te ha pasado? Te busqué por todas partes-¿Por qué no me dijiste del grupo espiritual? ¿Por qué te hiciste Hare Krishna?
-Sí... Hay cosas que nunca te dije Sam.
-No entiendo, por qué tuvimos que separarnos- interrumpí   agobiado ya.
-Las cosas no son imposibles de arreglar, solo que no probamos la medicina adecuada-dijo mirando la fuente
-¿Cuál es esa medicina?- pregunté nervioso-sus ojos brillaban y tenían paz.

Ella me volvió a mirar a los ojos y pronunció con calma:
-Juntos vivimos un conflicto permanente, aunque después extrañamos un poco, lo superamos todo tomando un poco de distancia.
-¿No estabas enamorada?
No contestó, simplemente empezó a tocar una suave melodía.
-¿Y que va a pasar ahora?- volví a interrumpir- ¿Por qué este encuentro acá, de repente en este lugar?
Ella parecía muy serena, casi ausente.
-No tengo mucho tiempo, ahora Sam, pero es la vida que elegí no lo ibas a entender.
-¿Y como es tu vida ahora, en que cosas pensas?-pregunté con poco aliento
 -Pienso en que tenemos el potencial de experimentar una felicidad absoluta pero no sabemos cómo mantenerla y sufrimos... hasta que despertamos...
-¿Despertamos?
-Sí, despertamos cuando recordamos quienes somos en verdad y por qué estamos aquí.
-Empezamos a recuperar la memoria, cuando eso sucede es como alcanzar un nivel de comprensión superior.
-¿Y que pasa con el amor, renunciaste a eso también?  
Simplemente dejo que el amor sea mi estado de ser, y..., trato de  que no se desvanezca- Luego guardó la flauta y y me tendió su mano abierta. Traté de contenerme pero se me llenaron los ojos de lágrimas, muy dentro de mí sabía que se estaba despidiendo.
-         ¿Crees en espíritus? Pregunte más nervioso y agitado aún.        Caminó hacia la fuente en silencio, y su mirada recorrió todo el paisaje.
-Adiós, cuídate mucho- dijo y se desvaneció en la niebla.
 Es lo último que recuerdo de aquel encuentro. Luego me quedé solo en el banco, no pude saber en que momento ni cómo se fue.
Creo que perdí el conocimiento.
 Se hizo la noche y permanecí junto a la fuente desconsolado, esperando un milagro,   quería que regresara, quería decirle que era buena para mi vida, que me diera otra oportunidad, que las cosas podían mejorar, que la necesitaba y que estaba dispuesto a aprender de ella, deseaba que   nos besáramos en aquel banco y volver a estar juntos, hacer el amor, en fin hacer la cosas que hacen los enamorados... porque creo  que en el fondo de mi ser nuestros caminos volverán a juntarse algún día... 



La  tarde se volvió noche, la niebla se volvió una llovizna espesa que  se hacía sentir; fue un duro golpe aquel fin de la relación,  pero... ¿qué podía hacer? Tal vez  al tratar de sacar lo mejor de la experiencia. Para salir del bajón, con el paso de los días empecé a cambiar la manera de ser, la forma de estar en el planeta, de estar  preocupado por cosas que me parecían importantes, pase simplemente a dejar estarlo, cosas como el cuidar las apariencias, el qué dirán, los dramas  el  pasado, la incertidumbre por el futuro; estaba vivo y era suficiente, solo quedaba aprovechar más el momento,       el presente,      la divina comedia de conocerse uno mismo y luchar por amor.
No fue fácil llegar a este estado de ser en la vida, las cosas pasan y a veces quedan heridas como suele suceder, pero se puede salir... 


Hace un tiempo que me di cuenta de algunas cosas:
A esta altura de mis treinta y pico de años reconozco que:

Ø      Es bueno que te quieran, pero más importante es quererse y aceptarse uno mismo.

Ø      Necesitamos una fe, sin dogmas, sin imposiciones, para vivir libremente.

Ø      La poca o mucha fe que tengamos se refleja en la manera en que encaramos la vida, más allá de rituales y ceremonias, que son bellas pero, no todos los seres la conciben de la misma forma y contenido.

Ø      No necesitamos muchas cosas para ser feliz, la abundancia más importante está en el interior del ser.

Ø      Siempre es bueno volver a intentar   lo que antes no salió bien.

Cuantas veces he tratado de entender y razonar el por qué, por qué se repiten esas equivocaciones en la vida, y porque en ocasiones que creía ya superadas, como una  relación llena de conflictos, reproches, prejuicios, peleas, algún que otro vicio, dar mucho sin recibir nada, vivir pensando en la importancia del qué dirán... en fin, volver a reprobar el mismo examen una y otra vez.
En lo personal, creo que es la escuela de la vida y sus variadas asignaturas y formas de aprender, que nos hace ir hacia delante,…
Estoy sentado en el mismo banco que tuvimos el último encuentro, abro el códice, el viento mueve un poco el pliegue del papel, está un poco oscuro pero alcanzo a leer:

El tiempo libre es importante, en ese lapso la vida puede cambiar, bien aprovechadas esas horas son fundamentales para encontrarse consigo mismo,  para aprender y para crecer.


No existe un final.